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Voto de reporter:
9
7,9
130.325
Animación. Ciencia ficción. Romance. Infantil
En el año 2800, en un planeta Tierra devastado y sin vida, tras cientos de solitarios años haciendo aquello para lo que fue construido -limpiar el planeta de basura- el pequeño robot WALL•E (acrónimo de Waste Allocation Load Lifter Earth-Class) descubre una nueva misión en su vida (además de recolectar cosas inservibles) cuando se encuentra con una moderna y lustrosa robot exploradora llamada EVE. Ambos viajarán a lo largo de la galaxia ... [+]
2 de agosto de 2008
164 de 193 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada me gustaría aclarar que aborrezco bastante a los entusiastas. Sus altos niveles de fanatismo no hacen más que nublarles el criterio, lo cual obviamente supone un obstáculo insalvable a la hora de lograr un buen análisis de cualquier obra. Y una vez dicho esto, paso a declarar que con la productora de la lamparita haré una excepción. Así que gustosamente renuncio a mis principios para subirme al carro de los incondicionales. Porqué si algo he aprendido en estos años es que -salvo raros casos- Pixar, más que hacer películas, obra milagros. Si hay alguien que siente incómodo usando esta palabra, siempre podrá hablar de “prodigios”, o “fenómenos” pero nada que esté por debajo de este nivel.
En este caso contamos desde un buen principio con la garantía de Andrew Stanton, cuya carrera está precedida por los estupendos títulos ‘Bichos, una aventura en miniatura’ y por la estupenda ‘Buscando a Nemo’. En ambas películas trabajó como director y guionista, pero siempre acompañado. En este caso Pixar ha acertado de lleno otorgando todo el peso del proyecto al cineasta nacido en Massachussets. Así las cosas, Stanton está sólo ante el peligro, y aunque a estas alturas su talento ya estuviera más que demostrado, también es cierto que no todos los astros estaban alineados a su favor. Recordemos que hace justo un año Brad Bird había puesto altísimo el listón con su inolvidable ‘Ratatouille’. Además, ‘Wall•E’ se presentaba como un filme sin apenas diálogos, un factor que mal empleado, puede minar en cuestión de segundos la paciencia del respetable.
En este caso contamos desde un buen principio con la garantía de Andrew Stanton, cuya carrera está precedida por los estupendos títulos ‘Bichos, una aventura en miniatura’ y por la estupenda ‘Buscando a Nemo’. En ambas películas trabajó como director y guionista, pero siempre acompañado. En este caso Pixar ha acertado de lleno otorgando todo el peso del proyecto al cineasta nacido en Massachussets. Así las cosas, Stanton está sólo ante el peligro, y aunque a estas alturas su talento ya estuviera más que demostrado, también es cierto que no todos los astros estaban alineados a su favor. Recordemos que hace justo un año Brad Bird había puesto altísimo el listón con su inolvidable ‘Ratatouille’. Además, ‘Wall•E’ se presentaba como un filme sin apenas diálogos, un factor que mal empleado, puede minar en cuestión de segundos la paciencia del respetable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pues ni esto ha podido frenar el enésimo triunfo de la factoría Pixar. De modo que vayan haciendo un hueco en sus corazones para el simpático robot de ojos tristones. Con apenas cinco palabras en su vocabulario, Wall•E se postula como uno de los personajes más entrañables jamás vistos en una pantalla de cine. El incansable limpiador acapara todos los planos durante la primera y maravillosa media hora de la película y sale airoso de este gran reto ganando no sólo nuestro respeto sino sobretodo nuestro cariño. Es curiosamente cuando aparecen el resto de personajes -me estoy refiriendo a los caricaturadísimos humanos- cuando el filme pierde un poco -sólo un poquito- de fuelle. Durante unos breves instantes planea una amenazante sombra de caos. Este es el único pero que se le podría poner a la cinta, pues en realidad no tarda casi nada en recuperar el buen rumbo. Y quizás he querido encontrar una mancha por no dejarme llevar del todo por el entusiasmo.
Pero el entusiasmo al fin y al cabo no es tan malo. A riesgo de sonar algo cursi, confesaré que en un momento dado de la película se me escapó alguna que otra lagrimita. Fue de tanto reír? No. ‘Wall•E’ tiene un sobresaliente y sofisticado sentido de la comicidad y por ello es capaz de imprimir en la cara del espectador una sonrisa permanente... pero no fue por esto. Fue por pena? Tampoco. Las nuevas criaturas de Stanton rebosan sentimientos que se transmiten con pasmosa facilidad… pero tampoco es esta la razón. Como ya he dicho, las lágrimas eran debidas al entusiasmo. El entusiasmo de ver como Pixar se consolida como un salvavidas de lujo en el que los más cinéfilos siempre nos podremos refugiar. El entusiasmo de ver como un gran director entra con este a la postre bienintencionado e irrepetible mito fundacional por la puerta grande en el Olimpo del cine. El entusiasmo de estar presenciando un espectáculo que durante casi toda su duración roza la perfección: desde sus primeros compases hasta los créditos finales, capaces de conseguir que sigamos unos minutos más con la boca abierta. De nuevo, se ha obrado el milagro, ‘Wall•E’ es una indiscutible obraza maestra.
Pero el entusiasmo al fin y al cabo no es tan malo. A riesgo de sonar algo cursi, confesaré que en un momento dado de la película se me escapó alguna que otra lagrimita. Fue de tanto reír? No. ‘Wall•E’ tiene un sobresaliente y sofisticado sentido de la comicidad y por ello es capaz de imprimir en la cara del espectador una sonrisa permanente... pero no fue por esto. Fue por pena? Tampoco. Las nuevas criaturas de Stanton rebosan sentimientos que se transmiten con pasmosa facilidad… pero tampoco es esta la razón. Como ya he dicho, las lágrimas eran debidas al entusiasmo. El entusiasmo de ver como Pixar se consolida como un salvavidas de lujo en el que los más cinéfilos siempre nos podremos refugiar. El entusiasmo de ver como un gran director entra con este a la postre bienintencionado e irrepetible mito fundacional por la puerta grande en el Olimpo del cine. El entusiasmo de estar presenciando un espectáculo que durante casi toda su duración roza la perfección: desde sus primeros compases hasta los créditos finales, capaces de conseguir que sigamos unos minutos más con la boca abierta. De nuevo, se ha obrado el milagro, ‘Wall•E’ es una indiscutible obraza maestra.