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España España · Barcelona
Voto de reporter:
7
Bélico. Acción. Thriller. Drama En Irak, una unidad de élite de artificieros norteamericanos actúa en una caótica ciudad donde cualquier persona puede ser un enemigo y cualquier objeto, una bomba. El jefe del grupo, el sargento Thompson, muere en el transcurso de una misión y es sustituido por el impredecible y temerario sargento William James (Jeremy Renner). Cuando falta poco para que la brigada sea relevada, el imprudente comportamiento de James hará que dos de sus ... [+]
28 de enero de 2010
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece como si el Golfo Pérsico se resistiera a la conquista... del celuloide. Pasados casi siete años desde la intolerable invasión de Irak comandada por los Estados Unidos, sigue sin haber ningún testigo fílmico cuya calidad pueda garantizarle a priori la supervivencia ante el implacable paso del tiempo. Quizás esta de momento travesía por el desierto se debida a que la ocupación militar en el país de Oriente Próximo sea todavía un acontecimiento demasiado reciente, con lo que aún pueden haber reticencias a la hora de llevar a la gran pantalla un tema demasiado caliente como para otorgar a su autor la -necesaria- perspectiva histórica. Son también los miedos a desencadenar tempestades por poner el dedo sobre una herida que todavía está abierta... y por lo tanto escuece.

Pero Kathryn Bigelow es una amante del riesgo; de las emociones fuertes. Así lo deja claro una filmografía plagada de títulos demasiado irregulares, pero que casi siempre se las arreglan a la hora de brindar la ración necesaria de momentos trepidantes para que el público salga de la sala de cine con sensación de agotamiento. A esta directora le va la marcha, y por si a estas alturas todavía no había quedado claro, ella misma se encarga de despejar cualquier duda al citar al periodista Chris Hedges y su célebre frase en la que proclama que la guerra es una droga. Una afirmación sin duda controvertida al poderse confundir su naturaleza crítica. Y aunque fuera un elogio al espíritu belicista -que claramente no lo es-, seguiría teniendo su fundamento.

No hay más que mirar las apabullantes cifras de ingresos que nos llegan desde el cada vez más respetado (por méritos artísticos... y económicos, claro está) mundo del videojuego. En un año en el que se han batido récords de ventas, la elección favorita de los usuarios no ha recaído en los saltos de un fontanero italiano, ni mucho menos en las carreras de un puercoespín azul. La -clarísima- ganadora fue una realista y espectacular simulación de las misiones de alto riesgo de un cuerpo de élite militar. Los consumidores de esa industria especializada en la inmersión cada vez más creíble en nuevos mundos, han elegido evadirse disparando/acuchillando/bombardeando al “enemigo”. En una sociedad cada vez más marcada por el desencanto y la apatía, obtener dosis de adrenalina de donde sea no tiene por qué ser una alternativa demasiado irracional.

Volviendo a la “tierra hostil” iraquí, tenemos a un soldado que en plena terapia para no perder la chaveta en medio de tanto horror, no duda en visitar metralleta y sierra mecánica en mano a sus rivales virtuales. Pero sobretodo está el Sargento William James, protagonista central de la historia y encargado de dar cuerpo a la tesis de Hedges. El guión de Mark Boal y la excelente interpretación de Jeremy Renner dibujan con solidez y dotan de -aterradora- credibilidad las vivencias de un pobre diablo que, a pesar de llevar una vida sana y completa (siempre según los cánones marcados...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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