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España España · Barcelona
Voto de reporter:
7
Comedia. Drama En Nueva York, dos matrimonios se reúnen, en principio de manera civilizada, para hablar de la reciente pelea que han tenido sus hijos en un parque. Pero el encuentro se complicará hasta límites insospechados... Adaptación de la obra teatral homónima de la autora francesa Yasmina Reza. (FILMAFFINITY)
18 de noviembre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el Parque del puente de Brooklin, un grupo de chavales se divierte con juegos inofensivos... o no tanto. Lo que parece una charla amistosa entre compañeros de pandilla se torna en un cada vez amargo intercambio de empujones y -presuntos- insultos. Sin saber bien cómo, uno de los críos agarra con fuerza un palo y golpea a otro en toda la cara. El punto de partida diseñado por Roman Polanski se desvía ligeramente del propuesto por Yasmina Reza, que en su obra teatral planteaba el accidente de marras en forma de elipsis, para encerrar así una verdad que, por otra parte, nunca tuvo la menor importancia (no hay sitio aquí pues para, por ejemplo, el Henry Fonda de la también teatral 'Doce hombres sin piedad').

Una lección que, llegado a cierto punto de su extenuante batalla contra la justicia internacional, debe tener bien aprendida el director encargado de la adaptación a la gran pantalla de 'Un dios salvaje'. El texto en el que se fija centra la acción en Francia, pero él decide llevar el espectáculo a Estados Unidos, el país que ha puesto precio a su cabeza. ¿Provocación? Puede, pero sin duda hay algo más detrás de esta decisión. Primero, permite hacerse con el servicio de cuatro actores en estado de gracia, todos ellos vinculados (algunos desde hace más tiempo que otros) con la siempre resplandeciente -y más llamativa- factoría hollywoodiense. Segundo, ahora la mirilla está enfocada de forma más descarada hacia su presa.

El escenario del crimen ahora es Nueva York, indiscutible Olimpo del mundo occidental; el lugar ideal para tendernos una trampa... a todos, que nos guste o no, ya tenemos cierta tendencia a caer nosotros mismos en ella, sin necesidad de que nadie nos empuje. Así, al que se define como alumno aventajado de maestros como Ivanhoe o John Wayne, le da asco coger con las manos un hámster. La que critica la relación de dependencia entre el hombre moderno y los teléfonos móviles, se desmorona cuando alguien destroza su kit de maquillaje. La que tilda a los demás de hipócritas, despotrica a la espalda de sus invitados a las primeras de cambio. Por su parte, el que se gana la vida en las cortes de justicia, tiene la firme creencia (nada exenta de cinismo) que nuestro mundo está gobernado por el caos, la violencia y la brutalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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