En ocasiones mezclar ingredientes en principio antagónicos, puede dar excelentes resultados, como en esta película de Costa-Gavras.

Una comedia dramática de tintes surrealistas, interpretada con pericia y locura por José García. La he disfrutado, y al terminar de verla, pensé en las razones por las que me entretuvo tanto durante sus dos horas escasas... la conclusión a la que llegué, fue su ritmo bien estructurado, junto a un guión abarrotado de secuencias cotidianas muy sencillas y a la vez carentes de minuciosidad. Curiosamente, lo que podría ser un problema, supuso un rotundo acierto.

La he valorado con un siete, aunque de ser posible mi voto superaría unas décimas por encima del seis