El tratamiento del color en blanco y negro digital, otorga profundidad a la historia, que se desplaza por luctuosos acontecimientos reales, de principios del pasado siglo.

La trama es gestionada en pantalla por su director, Lluis Danés con exceso de academicismo técnico; pudiera pensarse que no desea correr riesgos... algo que sorprende al no mostrar interés por una realización más azarosa, manteniendo siempre la evolución del proyecto en una posición cómoda, a la vez que profundamente previsible.

A medida que avanza se desdibuja en situaciones oníricas donde se mezclan el color y los claro oscuros del blanco y negro, en una loca incoherencia escasamente atractiva. No me ha convencido...