La ducha es una película encantadora, basada en la sencillez, en como las personas se aferran a tradiciones y como una familia parecida a cualquiera, te hace reflexionar en lo que quieres de tu vida en el futuro.

La película nos acerca a una cultura exótica que conserva sus tradiciones, algunas muy extrañas pero nos hace darnos cuenta que lo cotidiano de la vida para unos puede ser muy extraño para otros.

Es como los rituales que nos hacen ser nosotros, los llevamos a la vida diaria, en la película el simple hecho de que el personaje no pudo cantar hasta que había agua, es sublime, una escena muy humorística que no sé la razón por la cuál me conecte mucho en ella, por que uno tiene sus pequeños rituales para situaciones diferentes y a veces uno necesita estar bajo el chorro de agua para poder cantar.

Una película que te trasmite sensaciones positivas, que te hace querer amar a las personas que están a tu alrededor, con el film, encuentras las ternura que ya no sentías, con algunos toques agridulces dentro de ellas, te hace darte cuenta de lo que es la vida.

El director retrata las costumbres de una China antigua que se va acabando con la llegada de nuevas tecnologías, de valores familiares que perduran si los padres los enseñan, un retrato de lo que es vivir, de cómo por el lugar en donde te encuentras va a hacer que las tradiciones cambien .

Una película para conocer estilos de vida, diferentes, con una fotografía, puedo decir que es buena, aunque uno se atrapa por el guión y las actuaciones de la película, lo cual hace que te olvides de la fotografía y de la música ya que te hace entrar en ella, y en mi caso muy pocas películas han llegado a producir este sentimiento en mi.

Una obra donde todo fluye con naturalidad y una gracia particular, un film humanista de las cosas que hacemos en esta vida de cómo situaciones inesperadas pueden dar un toque de vida a nuestros cuerpos.