Basada en la novela gráfica "El Taller de bicicletas" (o el secreto inconfesado de Raoul Taburin) de Sempe, la película toma el tono del comic infantil, para hacer un pequeño cuento sencillo y tierno de una historia entrañable.

Raoul Taburin es un experto en reparar de bicicletas, lo sabe todo sobre ellas, su reputación es tal, que en la región ya no se la llama una bicicleta, sino un Taburin. Sin embargo, todos ignoran que él no sabe cómo montar en una. Lo intentó de mil formas cuando era niño, pero siempre se caía y le cogió miedo hasta hoy en día. Su secreto está bien guardado, porque cada vez que se lo ha contado a alguien, ocurre algo grave. Cuando llega al pueblo un fotógrafo famoso para realizar unos trabajos todo podría dar un giro.

El actor belga Benoît Poelvoorde borda el papel de este impostor, que además se ha creado fama de ser un gran ciclista por una pirueta accidental que hizo de niño, mientras se precipitaba descontrolado con la bici a un río. Algo que le convirtió en un ciudadano modelo. Pero la culpa de su terrible secreto y de que es un fraude como persona no le deja encontrar la felicidad que busca.

Pierre Godeau nos presenta un mundo un tanto absurdo, con unos personajes llenos de melancolía que a pesar de ser una película muy barata y simple resulta fácil de entrar en ella.
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