l corto verano de Lituania sirve de escenario para el encuentro entre dos adolescentes muy distintas a las que unirá una atracción personal intensa.

La directora pone el énfasis en las inseguridades de la protagonista, en su crecimiento personal mas que en la relación que establece con su amante. Nos lo cuenta desde lo sensorial, desde las imágenes cargadas de valores esteticistas. Esto es lo que más me ha interesado de la película. Auste, la amiga de Sangailé, es una fotógrafa que crea los trajes, compone las escenas, dirige a su modelo y resulta de una vitalidad poderosa. Proporciona mayor magnetismo a la película y su vida puede resultar más interesante.
Nos atraerá más la peli si la miramos con los ojos de las mujeres pintoras o fotógrafas que eligieron el cuerpo de otras mujeres para componer sus creaciones. En la Lituania actual, la directora hace un homenaje a estas artistas y a su mirada particular. Hay a quien le pueden parecer imágenes que han pasado por el filtro de lo comercial. Puede que sí pero he preferido mirarla con mis propias gafas.

Si te capta por el mundo de las sensaciones que quiere evocar te gustará si no te puede parecer una peli fría en cuanto a las emociones a las que se podría haber sacado mucha más fuerza. La historia lésbica pasa claramente a un segundo plano, no se trata en profundidad y queda poco organizada, tal vez por evocar cómo se encuentra Sangailé a su paso por la adolescencia.
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