Por fin la fábrica Disney rompe las barreras del color y crea su primera princesa negra. La espectación era máxima después de todo ese proceso de marketing vendiendo su historia. El resultado final, una película que no llegó a cuajar del todo en el público, y de la que se esperaba mucho más.
Yo tenía muchas ganas de verla, pero hasta ahora no había tenido la oportunidad. Debo decir que lo primero que me vino a la cabeza tras terminar la película fue decepción. La historia no está mal, pero creo que es una tomadura de pelo de Disney.
Me explico. La productora ha vendido "Tiana y el sapo" como la primera película de animación que crean, donde sus protagonistas son negros. Pues bien, eso dura apenas 10 minutos, ya que transcurrido esto se transforman en sapos y así están durante todo el tiempo. Así que los personajes negros son una mera ilusión, ya que los protagonistas son dos ranas.
Ese es el motivo por el que me ha decepcionado mucho. La productora vendió la historia como algo novedoso y uno comprueba que aun existe esa diferencia racial en el mundo del cine (sobre todo de animación). Y la verdad es que no consigo entenderlo, porque ofrecen una realidad que no lo es.
Dejando esto de lado, si nos centramos en la historia, debo decir que es interesante. Cuenta con momentos divertidos y personajes que funcionan bien. Escenas efectivas que acompañan a un trabajo de animación bueno.
Pero también tengo que decir que la historia no llega a ser brillante. Es una película que no consigue entusiasmar; solo entretiene. Uno se distrae pero no consigue encandilar con esa historia de la joven humilde de Nueva Orleans que sueña con abrir su propio restaurante, y cumplir el sueño de su padre.
En fin, nos encontramos con una película que cuenta con números musicales de estilo jazzero que nos acercan más a esa ambientación de la ciudad donde transcurre la historia. Unas melodias movidas que no resultan del todo llamativas, y que acompañan en estilo a la trama. Una trama que entretiene y distrae, pero que deja la sensación de quedarse a medio gas. Una trama de la que se espera más, aunque uno pase un rato agradable.