Nos encontramos ante una película que se basa en un departamento policial creado en Sevilla en los años anteriores a la Expo '92, para limpiar la cara de la ciudad, y expulsar cualquier persona que fuera drogadicto, traficante, prostituta o mendigo.
La historia está llena de acción, pero es una acción que salvo algunas escenas, al final se queda a medio gas. Uno tiene la sensación que va a ver una película llena de corrupción, persecuciones y acción, pero al final muchos puntos que se plantean en el film no acaban de cuajar.
La película distrae, pero nada más. Uno al final descubre que está viendo una película española que aspira a ser una producción americana; y eso no puede ser.
La ambientación de la historia es sin lugar a dudas lo más logrado. Uno descubre una cara de Sevilla que no le gustaría ver. Unos barrios marginales ambientados en la época de los 80, cuando la droga estaba realizando los mayores estragos en la población.
En fin, es una película que cuenta con una base buena y resultado flojo. Uno crea unas expectativas que luego no se ven recompensadas. No obstante, el director fue inteligente de utilizar como protagonista Mario Casas, ya que actualmente es el actor de moda y eso garantiza un mínimo de público. El problema es que eso no garantiza una calidad (aunque él y el resto de actores realizan un buen trabajo).