Nueva entrega de la saga “Saw” que no aporta prácticamente nada nuevo a la historia, y que continúa con una similitud a la de su predecesora.
En esta nueva parte no se consigue elevar la calidad que se perdió en la tercera película, y uno sigue en una historia que como la pescadilla que se muerde la cola, no consigue avanzar quedándose totalmente estancada.
Es cierto que el interés es más bien mínimo, ya que toda la película se centra casi en su totalidad en cómo el hombre se hizo asesino. ¿Cuál fue el origen de que esta persona totalmente normal se convirtiera en el despiadado Puzzle?
Esta especie de precuela no consigue captar la atención en prácticamente nada, ya que sinceramente no resulta nada llamativa. Uno constantemente observa continuos flasbacks que nos llevan de una víctima en el presente, a como comenzó todo. El asesino sin aparecer en escena en ningún momento, consigue matar a diversos individuos.
Esta cuarta entrega sigue destacando por su estética. Sin lugar a dudas este aspecto cuenta con un trabajo sobresaliente en todas sus películas. Todo está cuidado hasta el más mínimo detalle, creando un ambiente totalmente opresivo y degradante, que hace que uno sienta simplemente repulsión y pavor al verlo.
Junto a ello, nuevamente se nos ofrece unas máquinas de tortura totalmente sorprendentes. Todas ellas están diseñadas de un modo que cada una sorprende más que la anterior. Todas ellas, tiene ese toque de terror que ni en un pesadilla uno ha podido imaginar.
En fin, película que no consigue entusiasmar en prácticamente nada, salvo en su parte estética. Pero este detalle no es capaz de mantener la atención en un público que observa impasible como la historia se ha quedado totalmente estancada, y no es capaz de avanzar por muchas películas que estén continuando la saga.