Estamos ante una de las numerosas películas de asesinos en serie que se hicieron en la década de los 90; pero en esta ocasión estamos ante una de esas películas que consiguen destacar con el paso del tiempo de ese gran número de películas similares.
Morgan Freeman nos guía junto a Ashley Judd en intentar averiguar la verdadera identidad de Casanova, una persona que colecciona mujeres que desacan en alguna cualidad a la par que son bellas.
La película cuenta en todo momento con ese halo de misterio que hace que uno como espectador se pegue al asiento y necesite estar comiendo algo para aliviar esa tensión.
El director Gary Fleder nos presenta un mundo donde cualquiera puede ser el asesino, y en que incluso la luz del sol y un espacio abierto como un bosque puede dar verdadero pánico. A ello ayuda una buena fotografía, que hace que uno sienta miedo y dudas en espacios habituales y rutinarios.
Hay que destacar las interpretaciones de sus protagonistas. Morgan Freeman nos vuelve a demostrar que es uno de los mejores actores que existen actualmente, y Ashley Judd realiza un buen trabajo como suele hacer habitualmente en sus películas.
En fin, una película que hace que uno sospeche de varios personajes como el principal asesino, cumpliendo de manera gratificante con el objetivo del suspense, y haciendo que uno se pegue al asiento en varias escenas rodadas de manera sobresaliente.