Se trata de una comedia que me ha producido sentimientos encontrados, ya que cuenta con momentos pesados debido a una historia que parece que se estanca; pero también cuenta con escenas donde se producen diálogos brillantes que hacen que le des una nueva oportunidad a la historia.
No obstante, hay que decir que estas continuas oportunidades que se van dando poco a poco, es lo que hace que en uno no fragüe del todo la historia.
Josh Radnor dirige y actúa en este film donde nos presenta a un hombre adicto a los libros, y que vive anclado en esos años universitarios, donde él como persona tenía una infinidad de oportunidades para ser algo en la vida. Con el paso de los años se va dando cuenta que uno como individuo tiene que tomar decisiones, haciendo que esas oportunidades se vayan reduciendo haciendo que al final se convierta en uno más de esos millones de personas que existen, perdiendo sus sueños y ambiciones.
La historia plantea el miedo que sufren algunas personas a crecer. Un miedo inconsciente, que hace que esos individuos no sean capaces de vivir la vida según el momento que les está tocando vivir. El mundo no es más aburrido o menos apetecible porque haya dejado la juventud.
Esas obsesiones de querer hacer cosas de jóvenes sin serlo (como querer tener una relación con una joven 17 años menor que él), es una de los temas que se trata. Pero el guión cuenta con diálogos tan interesantes como una fuerte crítica hacia todos los intelectuales que rechazan automáticamente algo comercial, simplemente por ser comercial y no por ser algo que no lo siguen las masas y ser bastante selectivo.
Estos ejemplos de temas tratados, se ven solapados con momentos que se apoyan como un plomo haciendo que la historia en ocasiones se hunda y cueste coger el ritmo.
En fin, comedia romántica con la que se pasan momentos buenos y que plantea reflexiones muy interesantes. Una pena que esas reflexiones no consigan encajar del todo, ya que existen escenas que hacen que uno desconecte de la historia.