Russell Crowe dirige esta película que se centra en la I Guerra Mundial y en la época posterior al conflicto de Gallípolli, donde miles de australianos perdieron la vida.
Un hombre que es experto en encontrar agua en el basto desierto australiano, decide viajar a Turquía en busca de los cadáveres de sus tres hijos que fallecieron en el conflicto bélico. Un viaje en el que encontrará algo más que los cuerpos que espera. Un viaje que le cambiará su visión del mundo y su manera de pensar.
La película cuenta con una estética cuidada hasta el más mínimo detalle. Toda la ambientación es muy buena y nos lleva de la mano a este país donde se vivió uno de los conflictos más duros y famosos de esta guerra. Un lugar que intenta resurgir de unas cenizas llenas de muerte.
La estética es de lo poco destacable de esta película que al final decepciona más que entusiasma. Uno observa ciertas escenas acertadas ya que está bien rodadas y cuentan con un momento dramático importante que atraen al espectador. Pero estas escenas no son tan numerosas como un desearía. La mayoría del tiempo la historia está narrada con poco entusiasmo e intensidad. Un desarrollo de la trama que no convence y se desinfla poco a poco, debido a que uno como espectador no llega a conectar del todo.
Russell Crowe está bien en su trabajo como actor, pero no así en el de director. La intensidad que pone en su personaje la pierde en su ojo tras la cámara. Así que uno ve un trabajo actoral de él que convence, pero un trabajo de dirección que decepciona.
Junto a él, la bellísima Olga Kurylenko (que fue chica Bond) hace un buen papel también. Su trabajo de mujer turca que espera incansable el regreso de su marido a casa, convence desde el principio. Ella junto con la actuación de Crowe son los dos trabajos interpretativos que funcionan.
En fin, "El maestro del agua" es una película de la que se espera mucho más de lo que realmente es. Ello es debido a que la trama resulta atrayente, pero luego al desarrollarse en una película no funciona. Y el problema de ello creo que recae en casi su totalidad en la mala dirección. Russell Crowe no es capaz de transmitir toda la fuerza que se espera de esta historia dramática.