Mel Gibson dirige esta película rodada en latín, hebreo y arameo, y que recrea las últimas horas de Cristo desde la oración en el huerto hasta el día de su resurrección.
Son numerosas las películas que retratan este pasaje del Nuevo Testamento de la Biblia, pero ninguna es tan impactante como esta.
Pienso que no hay que ser creyente para disfrutar con la magia que desprende este film, y que nos expone las últimas horas de un hombre que vivió unos momentos insoportables para cualquier ser humano. Unos momentos en el que todo un pueblo descargó su ira incansablemente hasta darle la muerte.
Jim Caviezel da vida a Jesucristo en una interpretación impresionante. Nunca me he emocionado más con una película que narra su vida, y gran parte de ello lo tiene su actuación.
Junto a él una Monica Bellucci maravillosa como María Magadalena; y una Maïa Morgenstern que da vida a la virgen María. Ella realiza la mejor interpretación de todo el film, presentándonos a un personaje que por primera vez la vemos más como madre que como virgen María.
Destacable también del film es su maravillosa banda sonora, que acompaña a unas escenas llenas de un realismo y una crudeza que te dejan pegado al asiento. He de decir que la escena de los latigazos es de las más impresionantes que he visto en una película, y es de la pocas veces que he tenido que apartar la mirada. A ello ayuda un trabajo de maquille brutal.
En fin, maravillosa película que me impactó el día que fui a verla al cine, y que hoy en día me sigue impactando. Es una película que no debe echar para atrás aunque esté rodada en latín, hebreo y arameo, ya que está subtitulada y además la historia es mundialmente conocida. Una historia recreada de manera fantástica que gustará a todo el mundo, sea uno creyente o no.