El cine francés siempre me ha parecido bastante intimista, y eso hace que dependiendo la historia que se cuente, la disfrute o me aburra.
En esta ocasión, he de decir que no me ha aburrido, pero tampoco me ha entusiasmado. Ello es debido a que narra una historia basada en unos diálogos entre un pintor y su jardinero. Entre ellos dos se mantienen conversaciones, que en muchas ocasiones tampoco me interesan, y no llegan a conectar conmigo del todo.
No obstante, indicar que cuenta con algunos momentos que emocionan, y despiertan de ese leve letargo que envuelve a uno mientras observa lentamente el metraje.
Las interpretaciones son muy interesantes. Daniel Auteuil demuestra el gran talento que tiene. Pero para mí, el gran trabajo lo realiza Jean-Pierre Darraussin. Él da vida a ese jardinero noble, que vive con lo poco que le ha dado la vida, y que intenta llevar su trabajo con la mayor humildad que puede, además de intentar revivir una amistad olvidada en el tiempo.
La película cuenta con un ritmo bastante lento que hace que cueste mantener la atención en la historia que se narra. Un ritmo que se mantiene constante, y por consiguiente en mucho momentos se desconecta fácilmente.
En fin, una película que nos ofrece interpretaciones buenas, a la vez que una fantástica fotografía, pero que narra una historia que en muchos momentos no interesa; y eso hace que uno tenga la sensación de que se enturbia las partes buenas con esos momentos densos. Aunque decir, que tiene otros (sobre todo al final), que dan alguna chispa al film.