Luc Besson nos regala un mundo mágico en el que viven los Minimoys, unos seres diminutos que viven en el jardín de la casa de un niño. Ellos son unos seres que trajo el abuelo del protagonista a través de sus viajes por África, y decidió trasladarlos al jardín y que vivieran allí felices.
El mundo que nos presenta el director francés es fantástico, y aunque no llegue al nivel de fantasia de Narnia, uno se enamora fácilmente de estos seres diminutos que temen al agua, y que tienen una forma de vida bastante peculiar.
La película mezcla la animación con la realidad, y uno observa como en un mismo lugar se pueden entrecruzar dos mundos totalmente diferentes.
La película está destinada en base a niños, y aunque pienso que aspira a ser algo más que un simple film infantil; hay que reconocer que le cuesta levantar el vuelo y dejar esa premisa. Ello es debido a que muchas escenas y comportamientos de los personajes son batante simples, destinado más a niños que adultos.
No obstante, hay que reconocer que uno se divierte y disfruta con este nuevo mundo, y con estos seres que uno desearía encontrar en algún rincón de la casa.
Su protagonista Freddie Highmore realiza un buen trabajo y vuelve demostrar que tiene un gran talento, tal y como hizo en "Descubriendo Nunca Jamás". Por otro lado, uno vuelve a disfrutar con la siempre encantadora Mia Farrow, la cual siempre es agradable ver en una película.
En fin, historia divertida que entretiene y distrae, pero que uno se queda con una sensación de que podría haber abarcado a un mayor número de público, ya que en cierto modo la base es un poco infantil, sin que en ningún momento despunte hasta llegar a crear un mundo de fantasía que haga soñar a todo tipo de público.