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Voto de JuanCádiz:
7
Drama Inglaterra, siglo XVI. Narra la historia de dos hermanas, Ana y María Bolena (Portman & Johansson). El padre y el tío de ambas, movidos por la ambición de mejorar el nivel social y el poder de la familia, convencen a las jóvenes para que conquisten el amor de Enrique VIII (Eric Bana), Rey de Inglaterra. Ana y María abandonan su vida en el campo para trasladarse al peligroso y apasionante mundo de la corte. Pero, pronto surge entre ellas ... [+]
2 de mayo de 2009
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crítica A: Los pollitos de colores

Cuando servidor era un niño, en el piojito (conocido como rastro o mercadillo en el resto de España), se ponía un gitanillo a vender pollos de colores. Para quien no sepa qué demonio es esto, les explico: El tío por lo visto criaba pollos. Así que cogía cada día a unos diez o doce de estos pollitos y los metía en una cesta. Previamente, ya que en su casa tenía una gran variedad de botes de spray de distintos colores, pintaba a los bichos uno a uno de distintas tonalidades. Así que luego en el piojito te asomabas a la cesta y veías un pollito azul, otro rojo; otro naranja, verde limón, rosa... en fin; lo que se dice pollos de colores. Y no crean, el tío triunfaba. Todos los niños querían su pollo coloreado. Y como a finales de los 70 los de protectora se ve que no andaban muy espabilados, nuestro emprendedor ambulante, a costa de la dignidad de los pobres pollos, llegó lejos... muy lejos.

Cuando miro a las hermanas Bolena no puedo evitar ver personificado en ellas a esos pollitos. Así es este drama de época. Los verdaderos protagonistas no son ni la Portman, ni la Johansson, ni tan siquiera Eric Bana (el rey). Los sujetos más interesantes son el padre y el tito de las niñas, quienes cuales traficantes de pollos coloridos, hacían y deshacían con la dignidad de los dulces retoños. Cada retoño, como imaginarán, con un gran... coraje. La cosas como son, coño.
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Crítica B: Diferencias en los siglos

En la actualidad, en pleno siglo XXI, para escalar dentro de una empresa no sirve de nada dar el 100%. Nadie te lo agradecerá. Rompes tu espalda ofreciendo lo mejor de ti, y si sobra uno, quien se salva no será el tipo ejemplar, sino quien ofrecía el culete mientras los verdaderos currantes curraban.
En el siglo XVI, con las hermanas Bolena, descubrimos que la técnica era mucho más descansada para la figura del trepa. Para disfrutar del despacho más bonito, sus pantalones, a diferencia de como en la actualidad, permanecían inamovibles en su sitio. Lo que se bajaba (subía, en este caso) eran las faldas de la propia hija. La vida sexual (que no sentimental) de las niñas, quedará a expensas de lo que más convenga al apellido. Y las chicas, a callar.

La hermanas, íntimas amigas desde la infancia, con cada nuevo acontecimiento irán distanciándose y compitiendo creyéndose rivales entre ellas, cuando la auténtica realidad, es que no son más que víctimas de la misma mano corrupta.
Así está el patio y así se les narrará en Las hermanas Bolena.
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***En spoiler conclusión final. Sin destripar.***
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JuanCádiz
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