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España España · Telde
Voto de Roscas:
8
Ciencia ficción Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel de los libros. En un futuro opresivo Guy Montag, un disciplinado bombero encargado de quemar los libros prohibidos por el gobierno, conoce a una revolucionaria maestra que se atreve a leer. Poco a poco Guy comenzará a tener dudas sobre su libertad intelectual, y sobre el precio que esta libertad tendría sobre su seguridad personal. (FILMAFFINITY)
1 de marzo de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay dos cosas que incomodan enormemente a aquellos que nos gobiernan: internet y la literatura. La posibilidad de que cualquiera con papel y una pluma (o en su defecto, un teclado) puedan plasmar sus pensamientos y divulgarlos con la misma facilidad que el viento, es una expresión de la libertad que irrita a nuestros mandamases, preocupados como están siempre de que no se les desmadre su rebaño y de manipular a las masas tratando de aislarles de aquello que les aleja de su pensamiento único. No hace falta pensar en regímenes totalitarios, ya que lo vemos en nuestro día a día "democrático". Manipulan la historia, manejan la opinión de los medios de comunicación mediante prebendas y subvenciones, y crean una corriente de opinión que pontifica sobre lo que está bien y lo que está mal.

La película de Truffaut es una perfecta alegoría del camino al que nos puede llevar el permitir que se violen nuestras libertades individuales, así como el dejar que nos adoctrinen en vez de "adoctrinarnos" a nosotros mismos. Internet y libros nos garantizan la libertad de pensamiento, pero muchos no usamos esa libertad y preferimos aborregarnos y que nos manipulen a través de "mass media" que sólo sirven a los intereses de los poderes. Esta inquietante película crea tal tensión y es tan inmersiva que no cuesta demasiado trabajo ponerse a leer un libro nada más terminar de verla; nunca se sabe si mañana ese libro ya no estará. Uno no para de pensar en las interminables veces que se ha visto a un político o un personaje de cierta influencia pidiendo la prohibición de determinados libros y hasta la quema (ver Cristina Almeida), o el control de internet con la excusa de que existen contenidos "inapropiados".

Incluso en la cinta encontramos términos que nos resultan familiares, como el mismo "inapropiados" o el igualitarismo absurdo que se fomenta desde los propios medios al servicio del gobierno, o noticias manipuladas descaradamente, que no está muy lejos de manipulaciones y tergiversaciones de noticias que vemos actualmente.

Una película que no sólo vale la pena, sino que es de imprescindible visionado, por la historia y por lo bien que la transmite y ambienta. El ritmo y la tensión no decae, y Truffaut logra crear un ambiente muy claustrofóbico y deprimente sin necesidad de tópicos; le basta con planos cercanos y unos decorados totalmente carentes de calidez, que contrastan con el calor que desprende la casa de la protagonista. Por decir algo malo: el guión deja bastantes incógnitas abiertas, aunque no es complicado deducirlas.
Roscas
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