Un drama maravilloso, entrañable y durísimo. Tan trágico como cómico, tan oscuro como esperanzador. Tan comercial como único. Una de esas películas casi hechas a base de casualidades, cuyo resultado final acaba saliendo tan bien que crees que ni pensándolo todo al dedillo sale tan bien. Desde una dirección que aún a falta de personalidad propia se vio llena de talento, hasta unas interpretaciones de De Niro -quien a última hora se cambió de papel para hacer de paciente en vez de doctor- y sobre todo de Williams impresionantes. Un drama necesario e imprescindible.