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Voto de Travisloock:
10
2 de abril de 2010
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezaremos por el final, que por supuesto es el principio de una argumentación ,( o como siempre en mi caso, una hipótesis descabellada)de delación, buena, regular, peor, en cualquier caso la mejor que os pueda ofrecer. Y no sólo eso: fue el principio o el germen de esta crítica en dos partes sobre Bresson, su imagen y su obra magna “Pickpocket”. Así pues, hablemos de Bresson desde Bresson, desde el final.
En mi caso particular descubrí al cineasta francés en esta página, por referencias de compañeros y que habían visto este tipo de cine, que quizás, sin esta página, en mi caso particular, se me hubiera pasado esquivo. He visto de Bresson “Diario de un cura rural”, “Un condenado a muerte se ha escapado” y, para mí la más representativa de él, “Pickpocket”.
Lejos de seguir pautas de aquellos que aconsejaron, “Pickpocket”, y el cine en general de Bresson, llegaron a mí de una manera activa; la imagen tenía tanta fuerza que se notaba algo más que buen oficio; ni siquiera estoy hablando del uso de una buena puesta en escena (que también) como Ophüls, o una buena gestión del tempo y el montaje para crear tensión de una escena (que también) como Hitchcock; ni tan siquiera el siempre activo juego de iluminación en rostros como decía Dreyer que maquillaba a sus actrices (señorita, no le hace falta maquillaje, yo maquillo con la luz), apareciendo fantasmagorías en las obras más conseguidas del danés. La imagen de Bresson, pudiera llegar como una presencia tentadora para ser vista, poderosa, en la que la distracción fuera de la pantalla es del todo imposible. El cine de Bresson no se disfruta desde la observación de los elementos que configuran la imagen, ni siquiera te invita a ser disfrutada buscando matices en colores, ni tampoco evocaciones, ni estando más atento al trabajo del director que a la película (defecto del que abusamos algunos que queremos saber de cine, eso de estar más pendiente del marco de la imagen que de lo de dentro). Bresson para mí es abstracción, negro y blanco, imagen que embelesa por su forma total, holística, sin discernir, carteras, rostros, sotanas; y luego, dando unos segundos (los justos) para el embelesamiento, el francés continúa con nuestra absoluta atención contando su historia.
(sigue sin peligro en el spoiler)
En mi caso particular descubrí al cineasta francés en esta página, por referencias de compañeros y que habían visto este tipo de cine, que quizás, sin esta página, en mi caso particular, se me hubiera pasado esquivo. He visto de Bresson “Diario de un cura rural”, “Un condenado a muerte se ha escapado” y, para mí la más representativa de él, “Pickpocket”.
Lejos de seguir pautas de aquellos que aconsejaron, “Pickpocket”, y el cine en general de Bresson, llegaron a mí de una manera activa; la imagen tenía tanta fuerza que se notaba algo más que buen oficio; ni siquiera estoy hablando del uso de una buena puesta en escena (que también) como Ophüls, o una buena gestión del tempo y el montaje para crear tensión de una escena (que también) como Hitchcock; ni tan siquiera el siempre activo juego de iluminación en rostros como decía Dreyer que maquillaba a sus actrices (señorita, no le hace falta maquillaje, yo maquillo con la luz), apareciendo fantasmagorías en las obras más conseguidas del danés. La imagen de Bresson, pudiera llegar como una presencia tentadora para ser vista, poderosa, en la que la distracción fuera de la pantalla es del todo imposible. El cine de Bresson no se disfruta desde la observación de los elementos que configuran la imagen, ni siquiera te invita a ser disfrutada buscando matices en colores, ni tampoco evocaciones, ni estando más atento al trabajo del director que a la película (defecto del que abusamos algunos que queremos saber de cine, eso de estar más pendiente del marco de la imagen que de lo de dentro). Bresson para mí es abstracción, negro y blanco, imagen que embelesa por su forma total, holística, sin discernir, carteras, rostros, sotanas; y luego, dando unos segundos (los justos) para el embelesamiento, el francés continúa con nuestra absoluta atención contando su historia.
(sigue sin peligro en el spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por todo esto, y aquí lanzo una hipótesis, aquella poca fe del artista en sus actores, en sus maniquíes, como les llamaba…sus modelos. Ha habido grandes directores que han delegado en los actores parte de su obra; de manera velada, como Kubrick en Malcolm McDowell, o Welles, delegándose en el mismo, por supuesto, para su lucimiento. Los actores piden sus primeros planos con parlamento. Es allí donde deben hacer su trabajo, deben hacerse convincentes. Un alzamiento de la comisura del labio sutil, la oblicuidad de las cejas en una súplica desesperada; los gestos ínfimos son siempre bienvenidos tanto para el espectador, como para el actor; pero éste siempre que sea valiente, va a pedir a su director “carne”, vendernos la moto, ser convincente, en su parlamento. Me viene a la memoria Marlon Brando en Julio Cesar, y los mercaderes romanos al igual que la platea del cine vitoreando el discurso de Marco Antonio.
Bresson no cedía ese espacio a sus actores. La elección de Martin LaSalle, un estudiante uruguayo que estudiaba económicas en Paris, fue debida a su físico, moldeables extremidades, cejas, mandíbulas que pueden tensarse, como accesorios de lujo de un magnífico maniquí, y pasearlo por Paris. Al igual que en “Diario de un cura rural”, con un actor amateur, y haciendo Bresson hincapié en que cada pelo del tupé aguantara estoico, que hubiera el trémulo centello de una pupila lagrimosa, con la llama de una vela pertinente en la imagen….fotón a fotón, y negro vacío, pixel a pixel. Estas dos obras están narradas en diario, en voz off, y nos hace sospechar que Bresson no permitiría que un primer plano, donde un carrillo subiendo más de la cuenta, o la pasividad de las cejas arruinaran su película.
(continua en crítica en "un lugar en el sol")
Bresson no cedía ese espacio a sus actores. La elección de Martin LaSalle, un estudiante uruguayo que estudiaba económicas en Paris, fue debida a su físico, moldeables extremidades, cejas, mandíbulas que pueden tensarse, como accesorios de lujo de un magnífico maniquí, y pasearlo por Paris. Al igual que en “Diario de un cura rural”, con un actor amateur, y haciendo Bresson hincapié en que cada pelo del tupé aguantara estoico, que hubiera el trémulo centello de una pupila lagrimosa, con la llama de una vela pertinente en la imagen….fotón a fotón, y negro vacío, pixel a pixel. Estas dos obras están narradas en diario, en voz off, y nos hace sospechar que Bresson no permitiría que un primer plano, donde un carrillo subiendo más de la cuenta, o la pasividad de las cejas arruinaran su película.
(continua en crítica en "un lugar en el sol")