Nunca pensé que me entraría sueño viendo una película de acción, pero con esta si se ha dado el caso. Le falta algo, para que consiga enganchar, no termina de despegar del todo, los doblajes al castellano parece que estén hechos con desgana, ni los protagonistas consiguen empatía ni los terroristas antipatía.
Un ejemplo claro del cine posterior al 11S en el que se nos presenta a los Navy Seals como los defensores de las libertades. Y a unos pobres filipinos como kamikazes a manos de un peligroso terrorista del este, que hace su presentación cargándose a un colegio entero para poder acabar con la vida de un senador de los Estados Unidos.
Lo mejor sin duda, es el realismo de las escenas de acción, el resto para echar una cabezadita y cuando empiecen los disparos me despierto. Seguro que habéis jugado alguna vez, a juegos que en la pantalla aparece la punta del arma y tenéis que ir disparando a los enemigos que os van apareciendo, pues en este largometraje a veces vais a tener la misma sensación.