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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
6
Comedia Un grupo de viejos amigos vuelven a reunirse. Jim (Jason Biggs) y Michelle (Alyson Hannigan) siguen felizmente casados, aunque hay una vecina que se ha enamorado de él. Además, la cinta sexual con Nadia se ha convertido en uno de los vídeos más vistos de Youtube. Oz (Chris Klein) vive en una mansión de Malibú, pero su novia parece sólo interesada por su dinero. Mientras tanto, la vida de Stifler (Seann William Scott) sigue siendo un ... [+]
10 de septiembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar: sigo y seguiré viendo toda secuela habida y por haber de AP. Dista de ser mi ideal de peli en lo que respecta a las formas de retratar la juventud. Me recuerdo a mis 16 añitos y logro reconocerme... en parte, con la propuesta de estas comedias. Porque embocarla en el agujerito sin fin podía ser mi objetivo diario (o de pajas vivir en su defecto) pero también recuerdo que en el síndrome del adolescente tipo me surgían otras inquietudes que también me desvelaban: que carajo hacer de mi vida; seguir dependiendo económicamente, o no, de mis viejos; follada ocasional o novia con la cual salir para tener a alguien al lado; repetir de curso o ser un poco más vivo y sacarme la secundaria/lastre del medio. En fin...

AP se encarga de reflejar la ansiedad inmediata, libre de filtros, del adolescente tipo. Su idea es efímera pero concisa, no requiere de mayores planteos y busca la anécdota orgásmica. Ahora bien, AP: El reencuentro no es igual a las anteriores. Por situación obvia, si la peli retrata los mismos avatares sexuales 15 años después, pues la obligación es sumar un dilema a esos gags. El tiempo pasa (me pasa) y al ver a esos tíos logré reconocer en ellos algo que de una forma u otra he perdido. Algo que me inquietaba y me excitaba por partes iguales. La peli es inocentemente lúcida, porque veo a esos post-adolescentes y recuerdo lo mejor (siempre se recuerda lo mejor) de aquellos años. Sin querer queriendo AP interpela mi sensación de viejo joven que sabe que algo ya no volverá, y me amargo por ello. Si no eres nostálgico, y compadezco a los que no lo son, esta peli te la sudará.

AP me hizo sentir esa solemne sensación de irresponsabilidad y caos que supe tener. Y al verme ahora tan medido y centrado me pregunto si hice bien en cambiar de acuerdo a lo sanamente aconsejable o si solo me dejé llevar por el miedo del adolescente estancado en un mundo que nunca para de girar. Lo increíble del asunto es que AP: el reencuentro medita sobre estas cosas a vuelo de pájaro pero, para el que observa en retrospectiva, estas pequeñas inquietudes shackespereanas colmarán un vaso nunca del todo lleno.

No creo que la vuelva a ver, pero no porque la considere mediocre ni por paladares negros cinematográficos. No la quiero volver a ver porque me moviliza asuntos que difícilmente pueda procesar de mi mismo. Todos somos un poco el Peter Pan agazapado en busca de la Tierra del nunca jamás. Esta peli quiere sacar de cuajo esa gloriosa sensación y, por suerte, en su nostalgia, que sigue siendo la nuestra, nos revela que no. Nos revela que se revela a eso.
Juan Rúas
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