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Voto de Juan Rúas:
6
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Ciencia ficción. Acción. Aventuras
Veintidós años después de lo ocurrido en Jurassic Park, la isla Nublar ha sido transformada en un enorme parque temático, Jurassic Wold, con versiones «domesticadas» de algunos de los dinosaurios más conocidos. Cuando todo parece ir sobre ruedas y ser el negocio del siglo, un nuevo dinosaurio de especie desconocida, pues ha sido creado manipulando genéticamente su ADN, y que resulta ser mucho más inteligente de lo que se pensaba, se ... [+]
16 de junio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allá, en su entrega original, Hammond decía: "mi idea era que Jurassic Park fuese algo concreto, real y palpable. No un ilusorio circo de pulgas". Spielberg tomaba nota de ese sueño ficticio y lo trasladaba a su propia peli. Computadoras mediante, lo cierto es que los dinosaurios estaban allí, hasta podías sentir sus pasos. El logro de aquella enorme peli fue hacer, de un potencial delirio, una aventura con un sabor a realidad sobrecogedora.
Desde la tercera parte de la trilogía a esta nueva Jurassic World el foco de interés ha cambiado: en palabras de un personaje, "la gente se cansó de ver dinosaurios. Ahora quiere algo nuevo, que pegue fuerte. Más grande y con más dientes". O sea, ya no importa la ilusión de realidad, ahora importa que esa realidad sea más impactante que antes. Bajo esta premisa, suena lógico (lamentablemente) que Jurassic se haya convertido de pronto en el circo de pulgas que Hammond tanto despreciaba. Toda la peli es un progresivo ascenso hacia el desmadre que rompe las nociones de verosimilitud que, supuestamente, Jurassic Park ya tenía. El asunto pasa por otro lado: la realidad no se vuelve eterna, hay que construirla de peli a peli. Y la saga ha hecho exactamente lo opuesto, la ha subordinado al absurdo puro.
Qué más da si el CGI inventa dinosaurios, no basta solo con eso. Lo terrenal es imprescindible para este tipo de pelis: la fantasía tiene un límite, y ese límite está anclado en la realidad que vivimos día a día y que esperamos encontrar, aún sin saberlo, en el arte que consumimos.
Jurassic Park, nos da dinosaurios, pero eso no garantiza que realmente creamos que estamos viéndolos. (Spoiler)
Desde la tercera parte de la trilogía a esta nueva Jurassic World el foco de interés ha cambiado: en palabras de un personaje, "la gente se cansó de ver dinosaurios. Ahora quiere algo nuevo, que pegue fuerte. Más grande y con más dientes". O sea, ya no importa la ilusión de realidad, ahora importa que esa realidad sea más impactante que antes. Bajo esta premisa, suena lógico (lamentablemente) que Jurassic se haya convertido de pronto en el circo de pulgas que Hammond tanto despreciaba. Toda la peli es un progresivo ascenso hacia el desmadre que rompe las nociones de verosimilitud que, supuestamente, Jurassic Park ya tenía. El asunto pasa por otro lado: la realidad no se vuelve eterna, hay que construirla de peli a peli. Y la saga ha hecho exactamente lo opuesto, la ha subordinado al absurdo puro.
Qué más da si el CGI inventa dinosaurios, no basta solo con eso. Lo terrenal es imprescindible para este tipo de pelis: la fantasía tiene un límite, y ese límite está anclado en la realidad que vivimos día a día y que esperamos encontrar, aún sin saberlo, en el arte que consumimos.
Jurassic Park, nos da dinosaurios, pero eso no garantiza que realmente creamos que estamos viéndolos. (Spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El final resume mi concepto: aglutinamiento de dinos (más dientes) en un todos contra todos, o todos contra uno (como se lo quiera ver) para que todo estalle, todo explote, todo se vuelva más y más etéreo e irreal. Un mero vaso con agua temblando ante los pasos del T-Rex pudo mucho más que semejante circo de pulgas.