El problema de El santuario es que...no arriesga, y no arriesga porque no tiene demasiado para dar. La obra busca a todo momento, dado que podían haber sacado de la galera cualquier cosa, revivir el espíritu realista: nada es excesivo, todo va a la par de lo que cabría esperar en una situación así. El problema radica en que detrás de esa búsqueda...la pifiaron, porque sacrificaron las emociones intensas en pos de secuencias controladas, teóricamente posibles. Entonces intentaron darle un perfil a sus personajes, y quedó a medias; intentaron sorprender con el 3D, pero al ser la peli número 300 con ese sistema ya no sorprende a nadie.

Así como si filmas en la altura debes sentir vértigo para que eso funcione, aquí debes sentir asfixia, y jamás se siente. Por la verosimilitud, no necesariamente necesaria, se sacrificó el pulso dramático de la peli. En otra palabras, su fuerza motora, su sentido de ser.