Perseo es un semi dios, hijo de Zeus. Sobre él recae la responsabilidad de salvar a Argos y a la humanidad de la maldad de Hades y su mascota favorita: el kraken.

Duelo de titanes toma su fuente de las viejas epopeyas griegas, sin embargo su postura dista mucho de ser clásica, tanto a nivel formal como conceptual. Sería mucho más adecuado ver esta palomita gigante como un producto más de digitalización a mansalva con una excusa que ya nadie se cree: la de forjar su inspiración en valores olvidados.

Porque los hombres desafían al Olimpo, a los mismos dioses. Ésto es, lisa y llanamente, la muerte del romanticismo en manos de la industria humana, tanto en ideologías como en digitalización. El ser humano mira su ombligo, se sabe, de pronto, más importante que sus propias creencias.
Da igual si es un duelo de titanes, cabría definirlo mejor como el Ocaso de los dioses. Aunque Niestzche se revuelque en su tumba.

Estructuralmente, la historia está subordinada al atropello visual. Muy distinta resultaba ser la versión de los ochenta, pero no por sus recursos tecnológicos, sino por deformaciones conceptuales alarmantes que se vinieron dando en apenas 30 años.

A pesar de todo, y luego de las dagas que lanzé ésto parecerá ridículo pero...la peli es tragable, digerible como las palomitas (que no aportan nutrientes al organismo), pero digerible al fin.

Se está realizando la segunda.
Lógico.