Si partimos de allí...pues no. De hecho, los métodos de ese instituto violaban la ley de los derechos humanos, y en cualquier sitio no hubiera durado más de dos o tres meses antes de que lo cerraran. En ese aspecto la peli viola, a su vez, el principio de realismo o verosimilitud, inclinándose por lo exagerado y estrambótico. Eso no quita que las víctimas no puedan tener nuestra empatía, o que el recurso dramático no funcione, pero se genera una pega importante desde lo que consideramos serio o no a la hora de evaluar la obra íntegramente.

La peli se divide claramente en tres partes: la primera, la última(spoiler) y la zona central con el instituto de por medio. Si quitamos el instituto tenemos una ausencia de nudo argumental que podría suplantarse con un tono y un devenir temático más intimista, lo cual evidencia que, nuevamente, el famoso instituto parece metido a la fuerza por medio del tópico exploited juvenil.
Desde mucho antes de La naranja mecánica los institutos/reformatorios han existido para levantar nuestra furia a favor de los desamparados. En ese aspecto la peli no innova, mucho menos desde el famoso método legal que allí se imparte. Lo original aquí son los contrapuntos, las situaciones paralelas entre lo que sucede dentro del instituto y fuera del mismo con el padre como protagonista: en última instancia su papel como gallina de los huevos de oro, pues paga dinerales por mantener esa mentira denotan en la lectura de la peli un mensaje anticapitalista muy marcado, quizás lo más interesante de todo el visionado.

No innova, pero vale la pena verla porque hace muy bien determinados deberes.