En pleno auge de héroes e historietas; en plena fusión de comercios tales como Marvel, Capcom y el cine industrial aparece un cómic que desde un primer visionado puede confundir. Uno espera sentarse en la butaca y si no se está al tanto de V de Vendetta las expectativas se reducen a las de cualquier peli de superhéroes. Una vez concluído su visionado, las sensaciones impregnadas trás todo aquello son...extrañas.

Y no es para menos, porque el tono, el tema abordado, el carácter del protagonista, todo sabe RARO. Algo no visto y ensamblado detrás de un mensaje político más bizarro aún: las historietas pueden fascinarnos, yo incluso me he sentido fascinado por determinados títulos, pero por lo general el mensaje de las historietas/folletines suele ser conservador, en algunos casos de evidente derecha (Superman y la Liga de la Justicia; a pesar de su aparente "vecindad" El hombre araña también lo es).
V de Vendetta transita otros carriles, la trama es callejera, palpable. El Estado totalitario suma mucho en hipérboles, raya lo absurdo pero esta no es la cuestión: el héroe...es un terrorista, un mercenario, un sujeto sin rostro, un enemigo del establishment y, como tal, un subversivo. Ni siquiera la venganza propiamente dicha complementa verdaderamente al prota, allí es donde ciertas convenciones tienen lugar.
No, es su voluntad y su grito en el cielo, es su profundo desprecio hacia lo que ya no sirve pero que nos lo hacen tragar como palomitas de maíz, esas que se consiguen a precios miserables pero que después nos lo venden al triple de su valor natural.

En paralelo a una trama thrilleresca que quizás se enreda demasiado en datos y pistas a seguir, V de Vendetta supone otra mirada para las cosas. Pienso lo bueno que sería andar por la vida con una máscara así: las hamburguesas de Mc Donalds no podrían traspasar el plástico.