Sin haber entrado en las críticas ya imagino la cantidad de dieces que debe tener esta peli, y no es para menos: fanáticos o no del gran Burton, La novia cadáver retrata con una belleza única como de pronto un matrimonio puede sabernos a sacrificio mortal. La obra de Tim se ubica plenamente dentro de dos lecturas, la argumental y dentro del argumento la enorme carga psico-emotiva que conlleva.

Un novio, dos novias; una de ellas pertenece al reino de los muertos y fue invocada accidentalmente: ahora ambas pretenden a la misma persona, un joven tímido e inseguro que aún no ve al casamiento como algo conveniente para él. Llegado a este punto, la interpretación es bastante clara, la novia viva frente a la novia cadáver, pero no existe tal confrontación puesto que ambas representan lo mismo para el protagonista: abandonar un mundo para entrar en otro luego que el anillo de unión rompa las barreras. El matrimonio exige sacrificios y la muerte, o el reino que pertenece a la misma, no es otra cosa que ese lugar simbólico, esa carga implícita que conlleva el famoso "sí, quiero". La trama desde luego no se queda en esta mera historia, introduce otros personajes, otras sub historias que complementan a la primera y el desenlace es, lisa y llanamente, perfecto. Burton condimenta la historia con dosis justas de humor negro y gags que dinamizan una peli que engancha de principio a fin, siempre con esas atmósferas góticas y lúgubres tan propias de este autor. Esa división entre ambos mundos me hizo recordar a otra peli del mismo director, Beetlejuice, con sus idas y vueltas: esa sensación de peligro que se manifiesta dentro de un universo plegado en sí mismo.

Notable, sumamente inspirada, La novia cadáver deja mucho para masticar, es una peli de amplios sabores.