Naves contra naves. Cual de ellas tiene el arma más grande, cual de ellas se impondrá. Battleship cuenta con unos efectos especiales de tal manufactura que por momentos llegan a suspender la estupidez que los rodea. Estamos ante una de esas pelis gruesas y cancheras. Rápidamente busca ganarse nuestra simpatía con ese humor bien logrado, en su mayor parte, simple y sin recovecos. Luego vendrá el meollo del asunto y si al espectador le agrada el metal en todos sus posibles derivados, pues esta peli caerá bien. En mi caso en particular, no me agradan los metales o me dan lo mismo, esperaba que esa amenaza alienígena tomara formas, como decirlo, más concretas. Porque salvo algunos extraterrestres "terrestres" especializados en el cuerpo a cuerpo, lo demás es pura maquinaria, y llegó a saturarme.

En Battleship no solo predomina el metal, sino el metal de gran envergadura. Enorme barcos y naves que se torpedean con poco cariño. La dinámica de la peli son un par de cohetes y misiles bienvenidos, porque en general las dimensiones de los acorazados son de tal magnitud que la ilusión del movimiento depende de los marineros que lleva dentro. Estamos ante un reflejo curioso del juego de mesa "Batalla naval": agua, tocado y hundido. Los radares son el centro de mesa y cada barco es una pieza clave para ganar el juego. Las explosiones, de todo tipo, animan, pero siempre tenía esa sensación de estar viendo una guerra de elementos fijos disimulada por movimientos de cámara ultra notables.

Monótona desde sus colores y desde sus formas, la homogeneidad de la peli asusta. Pero por lo menos tuve el breve placer de ver como todo explotaba.