Lo busqué incansablemente: Neeson, cerca del desenlace, cataloga al lobo/macho/alfa como un "Den". ¿Qué es un "Den"? Me pregunté, y jamás logré dar en la diana. Ciertos sitios hablan sobre estados Den de existencia, e Infierno blanco tiene bastante cháchara sobre dilemas existenciales en medio de situaciones límite, pero lo cierto es que la obra no es clara en este punto. En otros, en cambio, es bastante clara...

Tiene un no se qué que decide esquivar el lugar común por medio de diálogos inusualmente interesantes, intensos. La palabra no abunda pero el uso de las mismas es tajante, quirúrjico. Las imágenes le van a la par, estamos ante una peli explícita y cruda que no tiene asco por el plano detalle, no tanto de la carnalia sino de la degradación físico/moral de los sobrevivientes; su progresiva resignación ante un medio sin piedad, sin Dios, sin nada más que mucha nieve, mucha sequedad espiritual que pide a gritos creer en algo. Infierno Blanco es una peli de temática específica, cerrada, hermética con respecto a sus propios condicionamientos contextuales, condicionamientos que se trasladan al devenir argumental: no avanza en realidad, tan solo demuestra un hecho conciso que se desprende a minutos de empezada la peli. Sin esperanza, respirar hasta quedarte sin aire. Y punto.

Carnahan se respira por cada poro, y el poro alfa son los lobos. No estamos ante depredadores específicos; de hecho es curioso que dentro de una peli tan detallada visualmente los animales resulten tan vaporosos y poco definidos, casi parecen siluetas. Será porque lo que importa es la fuerza destructiva que se desprende de ellos, ese poder que trasciende sus cuatro patas. Aquí es donde el director sale a la luz, y su propósito con él. Infierno blanco es ambiciosa, sabiéndose limitada en el devenir temático y argumental Carnahan construye un intento de alegoría. Intento porque la doble lectura no termina de independizarse de la historia específica: metafísica a media máquina, su "mensaje espiritual" debe ser sostenido por constantes aluciones discursivas. O sea, quiero decir ESTO, pero para hacerlo necesito recurrir a la cita textual porque, quizás, la trama resulta demasiado anecdótica. Esa disyuntiva no se resuelve, y el director corre el riesgo de pecar de pretencioso en sus ambiciones.

Infierno blanco es poderosa por su odisea en busca de la supervivencia, y por esos lobos que erizan la piel con apenas una mirada de ojos brillantes. El resto es hablar de otra cosa más, digamos, trascendente, e intentar disimular que sigue siendo lo mismo. ¿Su peor error? Su estructura, sus flash backs, sus falsas sorpresas. Hasta los lobos aullan de terror ¿Qué tiene que ver todo eso con nosotros? Se preguntan. Son animales inteligentes.