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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
9
Thriller. Acción Una banda organizada es contratada para atracar una empresa y llevarse unos diamantes. Sin embargo, antes de que suene la alarma, la policía ya está allí. Algunos miembros de la banda mueren en el enfrentamiento con las fuerzas del orden, y los demás se reúnen en el lugar convenido. (FILMAFFINITY)
8 de junio de 2010
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir que Perros de la calle es una de las mejores entradas al mundo cinematográfico es como confirmar que la miel es dulce. Más aún, decir que Perros de la calle encuentra su gloria en una estructura única y endiabladamente autoral es como asegurar que la miel la producen las abejas.

Porque la peli de Tarantino es un ejercicio conciente a nivel pura y exclusivamente formal, perfectamente estudiada a nivel narrativo, dejando subordinada a esta mega hiper ultra super estructura una historia policial tal vez mil veces vista, pero que a los ojos primerizos de la pluma de Quentin adquiere un nivel de novedad siempre placentero: se trata de como se cuenta lo que solemos intuir ante lo que ya vimos y darle ese sabor de producto fresco, de firma indeleble.

Ese edificio abandonado actúa como lugar de referencia: de allí la historia se bifurca en la presentación de cada personaje. En este caso el director elige, para condensar el tiempo del relato, acumular los personajes de dos en dos, dejando como elementos tramposamente sueltos al policía rehén y al herido. Ambos completan el circuito interno de una trama que se cierra perfecta.

Las actuaciones son de antología, y vale destacar el pequeño papel que realiza el director: es tan solo un anexo; esto no es arbitrario, así como el dirige la peli, también dirige a los personajes hasta el lugar que funciona como el centro donde todo se desarrollará.

Desde planos secuencias, travellings de acercamiento y alejamiento, diálogos que siempre rodean al hecho desencadenante y un final abrupto, como si de pronto valiera la pena cerrarlo todo porque ese todo ya se construyó por el lenguaje más que por la acción, Tarantino marca un territorio.
El suyo. No desplaza a nadie ni se deja desplazar. Vive su mundo en su mundo.
Juan Rúas
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