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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
4
Drama. Comedia Cheyenne es una decrépita y excéntrica estrella de rock. Vive en Dublín de los derechos de autor. Tras la muerte de su padre, con quien no mantenía relación alguna, se traslada a Nueva York y descubre que su progenitor vivía con una obsesión: vengarse de una humillación. Cheyenne decide cumplir ese deseo de venganza, pero, para ello tendrá que emprender un viaje a través de América. (FILMAFFINITY)
20 de mayo de 2012
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al buenazo de Penn le están curtiendo una trampa para osos: es tal su labor actoral que por momentos nada más importa. Esto es una verdad a medias: un gran actor te sostiene una secuencia, te salva las papas antes de que entren re cocidas al horno. Hasta podría darse el lujo de decir que uno sigue viendo las pelis por él, sólo por él. Un lugar donde quedarse (entiéndase Éste debe ser el lugar, si somos rigurosos) trata sobre un rockero venido a menos, un alienado aún no del todo perdido que observa al objeto de su arte como quien observa la degradación ya consumada de lo que alguna vez amó. Él está decepcionado, de sí mismo, de lo que lo rodea, del medio al que pertenece y del cual parasita dando la apariencia de que es al revés.

Sorrentino pensó un personaje, Penn pensó en como caracterizarlo. Lo demás vino después, y se nota, y la peli lo padece a cada momento. Si pensamos el devenir argumental, la obra encuentra su carril a los cuarenta minutos: una charla, un acuerdo que no llega a ser tal y la trama está servida. La previa constó de una puesta en contexto eterna que privilegió el intimismo e intentó construir un universo situándonos en la mente de un personaje rico en matices, pero no en motivaciones, mucho menos en motores que lo lleven a actuar de la manera en la que actúa. La peli se cierra para siempre dentro de esa mentalidad enajenada y apenas nos deja rastros lógicos para decodificar al personaje. Penn está muy bien, pero eso es algo disfrutable, algo para admirar con el sentimiento, no nos sirve para que el personaje nos cuadre dentro del contexto policial insólito que abre la peli promediando la mitad de su metraje.
La peli divaga y Penn actúa: van de la mano y conforman el karma de Un lugar donde quedarse.

El título nos lleva a pensar que su errar está legitimado por, justamente, la falta de lugar donde quedarse. Perfecto: ¿y entonces? No hay entonces, luego ni después. Un actor se salva a sí mismo, no salva lo que lo rodea ni modifica tantos erróneos. Cómo Hanks en Náufrago, a ver como se las ingenia el genio de turno para desenvolverse en lo vaporoso.
Juan Rúas
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