Haz click aquí para copiar la URL
Voto de ANDRES QUINTERO:
8
Drama Gerri (Ruth Sheen), una terapeuta, y Tom (Jim Broadbent), un geólogo, están felizmente casados, pero les preocupa que su hijo Joe (Maltman), que es abogado, permanezca soltero. Esta preocupación les impide darse cuenta de hasta qué punto María (Lesley Manville), una frágil compañera de trabajo de Gerri, depende completamente de su amistad. (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2011
32 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Another year no pasa gran cosa; tan solo pasa la vida misma. Tom y su mujer Gerri parecen haber llegado, con una complicidad serena, al declive de sus vidas. Alternan sus rutinas laborales con el cuidado de una huerta y, especialmente, con el rito de la mesa con amigos. Entre estos está la singular Mary, una mujer que intenta, vanamente, esquivar el paso del tiempo.

De la relación entre esta pareja y su amiga trata Another year y su gran mérito está en la forma ordinaria como Leigh, su director, aborda el tema. No se trata, aclaro, de la ordinariez que solemos asociar con la vulgaridad. La ordinariez de Another year tiene que ver con esa cotidianeidad que envuelve nuestras vidas . La película no está montada ni para sorprendernos ni, tampoco, para apabullarnos. No hay un romance otoñal que salve de su soledad a Mary ni hay, tampoco, un desenlace trágico con ínfulas moralistas. En Another year lo único que pasa es la vida misma, con sus planicies y sus encantos, con sus rutinas y sus destellos de felicidad.

Acostumbrados como estamos a las narraciones que siempre persiguen un punto de éxtasis, es comprensible que Another year desconcierte en algún momento por su empeño - muy al estilo Leigh - en recordarnos que los eventos más significativos acontecen por dentro. El desconcierto dura poco porque pronto nos damos cuenta que el objetivo es otro. Se trata, simple y llanamente, de asomarse a la vida de unos seres sin pretensiones condenatorias o redentoras.

Mención aparte merece el personaje de Mary. Más que la brillante interpretación que hace Lesley Manville, lo sobresaliente es el personaje en sí. Una mujer que compendia muchas de nuestras debilidades y que refleja también no pocas de nuestras ansiedades. Vanidosa e insegura quiere creer que un carro rojo o un blue jean ceñido o una copa de vino blanco pospondrán el viaje hacia la vejez.

Entre más se la reconstruye en la memoria, más nos gusta Another year. No porque sea realista o porque se salga de los cánones tradicionales del relato, sino porque transmite, sirviéndose de lo anterior, esa sensación entre plácida y angustiosa de que son esos días más, esos años más, los que terminan tejiendo el tapiz de nuestras vidas.

Leigh sólo emplea la cámara lenta en las escenas con carros. En una de ellas el lente enfoca las llantas y se produce en la retina ese efecto óptico que pareciera mostrar, simultáneamente, que mientras que la rueda avanza, su aro interno retrocede. Algo parecido ocurre con las vidas, otoñales casi todas ellas, de los personajes de Another year. Mientras que el tiempo inmisericorde avanza con sus canas y sus presbicias, por dentro, senil y felizmente, se sucede una curiosa reversión del tiempo.

Hay un cierto efecto narcótico en las películas de Leigh. En lugar de abrasar, abrazan y dejan en alguna parte esa sensación de una confidencia que nos fue contada al oído.
ANDRES QUINTERO
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow