Poco se puede decir de las producciones románticas que no se haya dicho ya, y Tienes un E-mail no es distinta en ese sentido. Si acaso se podría enmarcar en el subgénero de las que tienen un punto de comedia, y no utilizan el recurso del drama para provocar la lágrima fácil. Pero la gran novedad que tiene este filme, a pesar de tratarse de hecho de un remake de una película de 1940, es la introducción de la correspondencia a través de la red de redes como el eje sobre el que gira la trama. Dos desconocidos se conocen en un chat de su ciudad, entablan una relación cibernética anónima, y sin saberlo se cruzan a diario por las calles, llegando a convertirse en enemigos en persona, pero enamorándose más el uno del otro cada día de forma virtual.

La película es muy bonita y correcta en todo momento. No se les puede poner ni un pero a los dos protagonistas, ni a todos los secundarios que contribuyen a darle el toque de humor en cada instante que se necesita. Lo que nos quedamos sin saber es como continúa la relación una vez que la película acaba y ellos terminan juntos. Porque si algún defecto tiene este filme es que no aborda el gran problema que tienen las relaciones a través de internet, que es que las personas tienden a exagerar lo mejor de sí mismas, incluso a veces a mintiendo, y omiten las cosas negativas consciente o inconscientemente. Y claro, no es lo mismo una relación día a día en persona, donde hay que lidiar con las manías, costumbres y complejos de la pareja, a una relación por internet donde solo se muestra lo que se quiere.