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España España · gijon
Voto de gerard:
10
Drama 14 de junio de 1941. Sin previo aviso, decenas de miles de personas en Estonia, Letonia y Lituania son expulsadas de sus hogares. El objetivo de esta operación -llevada a cabo por orden del líder soviético, Joseph Stalin- es purgar los países bálticos de sus habitantes nativos. Erna, estudiante de filosofia, felizmente casada y madre de una hija pequeña, es deportada a Siberia. (FILMAFFINITY)
2 de diciembre de 2015
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martti Helde, en su primer largometraje, firma una obra “perfecta”. Es difícil empezar a hablar de la película porque la cabeza se llena de escenas inolvidables, de imágenes bellísimas, de sutileza, de ritmo –lento, eso sí-, así como de sorpresa y tensión; de todo lo que te envuelve durante su visión y que conduce a un final sublime, enorme en su sencillez, digno de un poeta más que de un director de cine.
“Risttuules” narra la tragedia vital de Erna y su familia cuando Stalin ordena las purgas y expulsión de los nativos de los países bálticos, en el año 1941. La tragedia de centenares de miles de estonios se presenta en la película, acompañando a la propia tragedia de Erna. Dicho esto, es fácil pensar en un documental, en una historia espeluznante, en una película violenta… Sin embargo, Martti Helde nos ofrece una obra de arte. Su evidente pretensión de hacer una obra de arte, se nos da con una autenticidad, con una convicción tal, que conmueve y fascina por la sencillez con que presenta lo complejo, así como aquello que no vemos.
La poderosa narración visual se refuerza con la voz en off: las palabras que dejó escritas Erna durante su desgracia. Y hay que decir que la lengua de los estonios, en la dicción y el tono de Laura Peterson, es puro placer (Heldur…). El texto es de una calidad poética que puede resultar fría, pero que por dentro estremece, de tanto calor como transmite el dolor.
La narración visual es de una originalidad artística que fascina y cautiva. No diré más porqué en cierta manera es el hilo conductor de la obra. Sólo añadiré que se percibe el delicado trabajo del director en todos los detalles… Sí, también hace poesía con la imagen. Y hasta creo que dedica algunos homenajes a pintores como Goya, Brueghel el viejo, y a todo el barroco… En cuanto a la fotografía, los cuadros y escenas, la película es sobresaliente en todos los sentidos.
La música acompaña adecuadamente a las imágenes, sin reforzarlas más allá de lo necesario, simplemente acompañando. No me cautivó la música, pero acompaña muy bien y no tapa los demás sonidos, que también nos hablan.
Y en el fondo… es una historia de amor. Una profunda y triste historia de amor en medio de la tragedia, de la vergüenza y de la desgracia. No nos habla de Stalin y el terror, nos presenta la injusticia más cobarde destruyendo la vida, la libertad y el amor.
Cuando parece que todo está explorado, surge Helde y nos cuenta que no, que aún hay mucho cine por hacer... Su cine es el cine que te llega al alma por lo bello, al estómago por lo duro y al corazón, en agradecimiento a la experiencia maravillosa que te ha hecho vivir. Este cine “estético” me parecía casi extinguido. “Risttuules”, si te gusta el cine que arriesga y acierta del todo, no te la pierdas, me lo agradecerás, como es justo que yo se lo agradezca a David Tejero, que gracias a él la hemos podido ver en el Festival de cine de Gijón.
El dolor y la injusticia, la supervivencia, la soledad, la esperanza (Heldur…)… Sin libertad es como si la vida se quedara helada… Y al final, la realidad, ¡que duele tanto! por tantas cosas a la vez, que Martti Helde consigue que te replantees como ser humano. Y parece decirnos, o eso entiendo yo, que sólo el amor es inmortal y el motor del mundo.
Es de aquellas películas que cuando acaba, por unos momentos te deja contuso. Algo se ha revuelto dentro de ti. Pareces sentir como todos los personajes de Risttuules: Todos son seres a los que les han robado el alma, siguen siendo humanos, pero les han robado el alma. Erna i Heldur transmiten (ella sobretodo) esa pérdida y el deseo vano de recuperarla.
No la olvidarás. Aún en el dolor, la poesía persiste.
gerard
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