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Voto de José Miguel:
9
Cine negro. Thriller. Drama Julien Tavernier, héroe de la guerra de Indochina, trabaja para el industrial Simon Carala, y es el amante de su esposa, Florence. Para poder vivir juntos, los amantes deciden matar al marido de modo que parezca un suicidio, pero ocurre algo que no estaba previsto... (FILMAFFINITY)
8 de octubre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fabuloso debut en el metraje largo de Louis Malle.
La adaptación de la novela de N. Calef que hacen L. Malle y R. Nimier a guion y luego el traslado de imágenes por parte L. Malle es sencillamente magistral.
A una historia que podría pasar por ser unas entrelazadas casualidades que van enredando el argumento, L. Malle le imprime profundidad apoyándose por un uso de la cámara correcto y atrevido, una dirección de actrices y actores encaminada a sacarles lo mejor y la música de Davis, Urtregen, Wilen, Michelot y Clarke, quinteto que solo tocó dos veces más en su vida y que compusieron según les inspiraba las imágenes de la película, aunque encuentro fuera de contexto la banda sonora no sé si por la forma de componerla in situ o quizá por encontrarla demasiada americanizada en un ambiente rebosante de arquetipos franceses.
Jean Ribet y Jeanne Mureau dan la sensación de interpretar su papel sin apenas cambios en sus rostros más en el caso de él con un personaje más plano que el de ella. La expresión atormentada de ambos durante todo el film, apenas los reconocemos en unas fotos hacia el final de la película exhibiendo otro semblante, es obra de la dirección de L. Malle que parece reconocer sus carencias y así sacarles sus virtudes. En cambio Yori Bertin, la joven actriz sobre la que recae gran parte del peso de la historia, aunque tiene algunos titubeos al principio en una escena amorosa mostrándose demasiado teatral luego se desenvuelve con versatilidad, también es cierto que su papel es más agradecido en registros emocionales que ella sabe solventar con inesperada maestría. Aquí, una vez más, se nota la mano directora de L. Malle que sabe extraer de los actores lo que necesita la película.
Ascensor para el cadalso acierta de pleno en elegir esa estética de diseño Bahuaus que podemos ver en las oficinas donde se desarrolla parte de la historia, en el motel de carretera, en el atrezo pictórico, en la autopista envuelta en bruma invernal y luces fantasmagóricas, incluso en ese icono del arte industrial que es la Vespa y en menor medida del Mercedes de puertas de ala de gaviota. Todo ello encaja perfectamente en dotar al film de esa profundidad que lo lleva más allá de una película de cine negro.
Gran historia, magnífica estética, vestuario y localizaciones, sobresaliente dirección y uso de la cámara, solo hay que fijarse en el encuadre donde nos da a conocer al señor Carala, nivel notable de sus actores, conseguido ambiente fatalista y sobretodo una película entretenida ¿Se puede pedir más?
José Miguel
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