Tercera parte de la estimable saga. Estimable sobre todo porque carece de pretensiones, y esto la coloca como la saga de acción más brillante desde Bourne -lejos de esta en calidad, todo hay que decirlo-.
Debo admitir que me ha costado poner el siete en el casillero, pero el inicio y la primera secuencia de mamporros valen por si solos la nota. Stahelski parece que nos va a meter en un túnel contrarreloj que se inicia donde la segunda parte nos dejó, pero no. Una pena, y la deriva se acerca a las películas de James Bond, donde 007 va a l encuentro de alguien malvado y sufre peripecias por el camino.
Hay como era de esperar secuencias de lucha brillantes, pero el tono humor amarillo de algunas de ellas no casan bien con el personaje interpretado por Reeves. El personaje de Asia Kate Dillon da un toque maléfico notable a la trama y anticipa una cuarta entrega que no se si debería perpetrarse: Keanu no está para muchos trotes y el doble de las escenas de acción sería omnipresente en la pantalla -canta La Traviata el cambiazo en al menos dos escenas-.
El reparto es solvente, y personalmente agradezco el mayor protagonismo tanto de McShane como dueño del hotel, como de Fishburne como regente under TheTable.
Gozosa para los amantes del género, pero sin duda me quedo con las dos primeros episodios.
Nota: 6,75.