Lo dicho: Russell Crowe se merece un cierto reconocimiento por intentar hacer cine clásico del bueno desde su experiencia como actor; un poco a lo Clint Eastwood. Aunque se quede lejos de lograrlo, hay momentos de mucha fuerza y veracidad en el drama que nos cuenta de un padre australiano en busca de sus hijos en la península de Gallipoli.
En mi modesta opinión, funcionan mejor las escenas australianas que las otomanas. El desamparo y ruptura de una familia por una guerra en otro continente se refleja en un par de secuencias bien resueltas y que te sitúan al lado de la desesperación de los padres.
Estira demasiadola película y hay una historia de amor un poco de relleno, y que suaviza la fuerza motora de la propia historia, que es la muerte en vida de un progenitor por la pérdida de sus vástagos.
Como inicio de una carrera como director de Hispano no está mal. Esperemos lo mejor.
Nota: 5,75.