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España España · barcelona
Voto de avanti:
7
Intriga. Comedia Un egocéntrico, exitoso y muy joven director de cine, asesina a un amigo de su infancia que amenazó exponerlo públicamente por negligencia en la muerte accidental de su hermana varios años atras. Episodio Nº46 de Colombo. Aunque Colombo tiende a ser definida o considerada como una serie de TV, nunca fue una serie propiamente dicha. Exceptuando la presencia recurrente del personaje principal, no presenta ninguna de las características de ... [+]
3 de abril de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Murder, smoke and shadows (Asesinato, tabaco y sombras) es un telefilm dirigido por James Frawley en 1989, segundo de la octava temporada y cuarenta y siete de la serie, anteriormente había dirigido A que no me coges (1977), Hazme un asesinato perfecto (1978) y Asesinato por teléfono (1978). En ocasiones el egocentrismo, la arrogancia o la inmodestia en exceso, perturba irremisiblemente la visión de la realidad, creándose otros espacios paralelos donde se puede llegar a tener la creencia que todo gira en derredor de uno mismo y su marcado narcisismo llevado al terreno profesional, tan peligroso para un joven realizador de efectos especiales, como el admirado Alex Brady (Fisher Stevens), tan alejado del pasado, que el pasado le visita a él, tan indolente con la sabiduría ajena, que lo ajeno le inunda.

Tras conocer el espectador mediante escena de interior con diferentes planos americanos y plano contraplano entre otros, el entorno de trabajo de nuestro protagonista y su relación profesional con él, James Frawley nos sitúa en exteriores mediante travelling de seguimiento donde los impresionados visitantes solo desean conocer los entresijos y las entrañas de la cocina cinematográfica, lugar donde se elaboran y sazonan los sueños. Entre los curiosos visitantes se encuentra Leonard Fisher (Jeff Perry) amigo lejano en el tiempo de Alex Brady que le visita para refrescarle un pasado imposible de olvidar unido irremisiblemente a dos nombres: Jenny y Buddy.

El caos emocional unido a la inesperada sorpresa de la visita, paraliza brevemente el acomodado mundo de Alex Brady entre los primerísimos planos de su sorprendido rostro acentuando su reacción. Un pequeño rollo de película de 16 mm y su contenido cambiarán las cosas en el triunfal mundo de éxitos del gran creador de efectos especiales: las imágenes contenidas en él se convierten en el sórdido enfrentamiento entre dos amigos y un malogrado resultado, que da origen a la intervención de un ensimismado personaje con el que, el afamado creador se encuentra en su personal refugio de descanso: Colombo (Peter Falk).

Pistas halladas (algunas circunstanciales), relacionan entre sí el cuerpo encontrado de un cadáver desconocido con el mago de los efectos especiales, trastocando su joven y triunfal mundo de éxitos, sin otra salida que la de esquivar incesantemente al obstinado y escurridizo Colombo entre inconsistentes argucias, las que no le suponen a nuestro investigador ningún obstáculo en sus pesquisas recibiendo además, las valiosas colaboraciones (para posterior sorpresa del ‘genio’) de la esplendida Ruth Jernigan (Molly Hagan) pareja circunstancial de Alex y, la veterana secretaria de este Rose Walker (Nan Martin).

Un amplio elenco al más puro estilo circense (con Colombo como jefe de pista) interviene de forma decisiva en la solución del caso que le ocupa para conseguir el mejor resultado final posible, entre los cuales: la enfermera Fran (Elizabeth Ruscio), la dama de la pamela Lisa (Gayle Harbor) y la camarera (Lisa Barnes). Una lección que todo egocéntrico no debe olvidar, y más cuando se ignora la mano que en su día lanzó al estrellato al joven creador Alex Brady: el Sr. Marosco (Steven Hill) y es que, el mundo está lleno de ingratos desagradecidos que no ven más allá de su entrecejo, de su inmodestia o de su inconsistente arrogancia.

Complemento genealógico. Colombo cita a su mujer en tres ocasiones y a su madre (de Colombo) en una ocasión.
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