Segunda película de Truffaut tras el éxito rotundo de “Los 400 golpes”, una auténtica obra maestra. “Tirad sobre el pianista” bien podría ser un grito desgarrador del genial director francés, proclamando su propia visión, rupturista, “sui generis” del cine negro, ora homenaje, ora desmitificación.
Se desmarca de una manera totalmente buscada y voluntaria al tiempo que hace un sentido homenaje al film noir norteamericano de serie B de los años 50.

Truffaut da una vuelta de tuerca, cambia estereotipos, apuesta por la innovación. Mezcla ademas varios géneros, no solo el de gansgters, sino que caben también romance y drama psicológico.

Dicho todo esto, y teniendo en cuenta su destacada filmografía en la que pueden contarse varias obras maestras, esta película no es de mis favoritas del galo. Aprecio, cómo no, su capacidad para revolucionar, hacer cosas distintas, pero mi percepción es de tomar cierta distancia con la película, sin llegar a involucrarme a pesar de estar predispuesto a ello en este pequeño ciclo que estoy haciendo por su carrera. La narración me resulta demasiado abrupta y el montaje reulta áspero; posiblemente por ello no obtuvo el éxito esperado.

Es muy destacado su capacidad para crear atmósferas sórdidas y ambientes desangelados, a pesar (o quizá por ello) de la notable escasez de medios, bastante patente durante todo el metraje.
Otra de el cosas más llamativas para el espectador es la actuación de Charles Aznavour, estrella musical del momento, que lleva casi todo el peso del film. Su voz en off, su mirada melancólica y su inevitable visión fatalista de la vida le van como anillo al dedo al tono y al ritmo del film.

Sin duda una película de culto, de las que se suelen amar u odiar. Yo me sitúo en un término medio, no me entusiasma, a ratos me divierte y aprecio su capacidad rupturista y la enorme influencia posterior.