Segunda película como director de Mike Flanagan, especialista en cine de terror. Con apenas un presupuesto de 5 millones de dólares, obtuvo un éxito inesperado con esta “Oculus”, obteniendo más de 40 millones de recaudación.
Este éxito de taquilla le valió para dirigir otras películas como “Ouija: el origen del mal” (2016) o “El juego de Gerald”(2016) y crecer como director hasta llegar a “Doctor Sueño” (2019), su obra más mediática. Es además editor de todos sus largometrajes y su esposa Kate Siegel aparece en varios de sus proyectos.

El argumento nos sitúa tras una historia muy sencilla. El centro de todo se sitúa alrededor de un objeto (el espejo) maldito y manipulador con poderes aparentemente sobrenaturales que pervive a lo largo de los siglos, centrándonos en las dos últimas décadas de su existencia. Dos hermanos pequeños, un niño y una niña sobreviven a la progresiva demencia de sus padres (Roy Cochrane y Kate Sackhoff, esta última, para mí, la más destacada del reparto), provocada por el susodicho espejo centenario.
Unos 20 años después, la hermana lo prepara todo para demostrar que la maldición es real y probar que sus padres sólo fueron víctimas.

No es una película que provoque muchos sustos típicos del género, más bien lo fía todo al agobiante ambiente y al juego psicológico, algo bastante logrado por Flanagan.
Más allá de todo esto, se nota su reducido presupuesto, con pocos sobresaltos, pocos efectos visuales y poco misterio. El ritmo es lento y el guión pobre. Su estructura se basa en ir contando el presente, a la vez que va desgranando el pasado, en donde nos va soltando a modo de píldoras (flashbacks) las claves de todo lo que sucedió con los niños, que tanta influencia tienen en el momento actual.

De las dos líneas temporales, me interesa más, o al menos creo que está mejor construida y narrada la historia de los dos niños en el pasado. El maldito espejo empleará trucos de percepción, intentando confundir entre recuerdos de infancia y lo que realmente sucede en el momento.
La banda sonora de los Newton Brothers ayuda a generar ese estado de ansiedad palpitante que le viene muy bien a la narración.

A pesar de haberle sacado todo el jugo a su reducido presupuesto y optimizar de manera brillante sus escasísimos recursos, no deja de ser una película de terror convencional con un ritmo pausado, pues lo poco que tiene que mostrar lo dosifica para mantener la intriga en el espectador. No busca dar una explicación del origen del mal del espejo; quizá esto es lo más inteligente: maldad porque sí, y ya está.

Personalmente, no me entusiasma, y me esperaba bastante más, pero entiendo que con el presupuesto vigente, no se podía hacer milagros.