Buena película en general, diferenciada claramente en dos grandes bloques: una primera parte en donde se ofrecen los crímenes y otra segunda en donde se averiguan cosas del asesino.
La primera me ha parecido bastante más floja, con algunos momentos bastantes molestos, por el uso de la "doble cámara", con dos ventanas abiertas en la pantalla, algo quizá innovador en su momento pero que parece más de televisión que de pantalla grande, y ya ha quedado ampliamente superado.

Esta primera parte, en la que no aparece en ningún momento el rostro del asesino, se centra en la investigación que lleva a cabo la policía, y en la preocupación que va calando, poco a poco, en la sociedad y en las propias autoridades. Algo lenta en su desarrollo, en algún momento adolece de falta de agilidad en su narración ya que el estrangulador sigue siempre el mismo modus operandi, algo que se repite sin aportar nuevos detalles o alguna novedad, de manera que se hace innecesario repetir una y otra vez el proceso sin variantes.

Quedan bien reflejada las dos vías de las que son partidarias las autoridades: por un lado, una más dura, partidaria del castigo, encarnada por Di Natale (Kennedy) y otra más reflexiva y paciente, llevada a cabo por Bottonly (un estupendo y sobrio Henry Fonda).
La segunda parte del film se centra más en las interpretaciones, donde tanto Tony Curtis como Henry Fonda están a un gran nivel, especialmente éste último, en un trabajo alabado unánimemente.

Richard Flesischer adapta una mirada neutra hacia el estrangulador aunque sí indaga en las causas que le llevan a actuar de esa forma. Posteriormente hemos visto films que lo bordan y mejoran a ésta, aunque no hay que restarlo mérito al hecho de ser una de las primeras que reflejan seriamente la óptica tanto de las autoridades como del criminal. Lástima esa primera parte, con las innecesarias dobles pantallas y exceso de minutos; podría haber resultado un film más que notable. Con todo no deja de ser un film más que estimable.