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Voto de Gabriel Ufa:
6
6,1
38.023
Drama. Intriga
Narra paralelamente la historia de tres personajes que han tenido algún tipo de contacto con la muerte: una periodista francesa (Cécile de France), que estuvo a punto de morir durante el tsunami que asoló el Sudeste asiático en las Navidades de 2004; un niño inglés (George McLaren) que pierde a su hermano gemelo en un terrible accidente y que busca respuestas, y un norteamericano (Matt Damon) que tiene el don de comunicarse con los muertos. (FILMAFFINITY) [+]
22 de enero de 2011
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si echamos la vista atrás y recordamos los últimos títulos del incombustible y ya legendario Clint Eastwood, nos vienen a la memoria nítidamente dos grandes obras de 2008, casi seguidas, del calado de “El intercambio” o la contundencia de “Gran Torino”, ambas magníficas, cada cual en su ámbito y estilo.
Poco después llegaba “Invictus”, donde lo importante era el mensaje y, sobre todo, el personaje, y, aunque loable, quedaba un pasito por detrás de la enormidad de las dos anteriores.
Con “Hereafter” (el título en español me parece demasiado grandilocuente), Eastwood se sumerge en el siempre inescrutable camino de lo-que-hay-después-de-la-muerte, demostrando que no hay terreno que se le resista y que puede abordar, fiel siempre a su estilo, el tema que se proponga.
El film tiene mucha tela que cortar (como siempre, hay múltiples detalles de gran calidad) y nos sumerge directa e inmediatamente, en la tragedia global (coincido en que puede ser, en materia de catástrofes, lo mejor rodado desde “Titanic”) y en el milagro en particular.
A partir de aquí, el maestro va dejando pistas en el camino, a modo de pepitas, en las tres historias: el obrero norteamericano, la periodista francesa y los gemelos londinenses, todos ellos con el denominador común de la soledad, la incomprensión, y cada uno con una opresiva necesidad.
Acercándose más al melodrama que al fantástico y abordado desde un elegante clasicismo envidiable, hay una aproximación al sufrido tema del más allá (sobre todo en el personaje de Matt Damon, el más revelador en ese sentido), más palpable que en la mayoría de ocasiones pero como casi siempre (no hay verdades absolutas) escurridizo.
El mayor hándicap reside en el personaje de Cécile de France, con más protagonismo y tiempo del que acaso es necesario, en la historia, a mi modo de ver, menos atractiva (salvo el impresionante comienzo) y que resta puntos al conjunto –por más que me esfuerzo, no encuentro en esta trama un momento tan descriptivo como la cama vacía o la cena a solas de las otras dos historias-.
Tras una primera parte donde se imparte una clase magistral de cinematografía, el destino va ensamblando a los protagonistas en un punto convergente que se va haciendo cada vez menos atractivo, en parte por un desarrollo por momentos demasiado contemplativo y poco ágil, hasta llegar a ese final tan criticado como súbitamente inesperado.
Lejos de ser algo sobrenatural, lo que parece claramente terrenal es que “Hereafter” está más cerca del estatus de “Invictus” que de “El intercambio” o “Gran Torino”.
Poco después llegaba “Invictus”, donde lo importante era el mensaje y, sobre todo, el personaje, y, aunque loable, quedaba un pasito por detrás de la enormidad de las dos anteriores.
Con “Hereafter” (el título en español me parece demasiado grandilocuente), Eastwood se sumerge en el siempre inescrutable camino de lo-que-hay-después-de-la-muerte, demostrando que no hay terreno que se le resista y que puede abordar, fiel siempre a su estilo, el tema que se proponga.
El film tiene mucha tela que cortar (como siempre, hay múltiples detalles de gran calidad) y nos sumerge directa e inmediatamente, en la tragedia global (coincido en que puede ser, en materia de catástrofes, lo mejor rodado desde “Titanic”) y en el milagro en particular.
A partir de aquí, el maestro va dejando pistas en el camino, a modo de pepitas, en las tres historias: el obrero norteamericano, la periodista francesa y los gemelos londinenses, todos ellos con el denominador común de la soledad, la incomprensión, y cada uno con una opresiva necesidad.
Acercándose más al melodrama que al fantástico y abordado desde un elegante clasicismo envidiable, hay una aproximación al sufrido tema del más allá (sobre todo en el personaje de Matt Damon, el más revelador en ese sentido), más palpable que en la mayoría de ocasiones pero como casi siempre (no hay verdades absolutas) escurridizo.
El mayor hándicap reside en el personaje de Cécile de France, con más protagonismo y tiempo del que acaso es necesario, en la historia, a mi modo de ver, menos atractiva (salvo el impresionante comienzo) y que resta puntos al conjunto –por más que me esfuerzo, no encuentro en esta trama un momento tan descriptivo como la cama vacía o la cena a solas de las otras dos historias-.
Tras una primera parte donde se imparte una clase magistral de cinematografía, el destino va ensamblando a los protagonistas en un punto convergente que se va haciendo cada vez menos atractivo, en parte por un desarrollo por momentos demasiado contemplativo y poco ágil, hasta llegar a ese final tan criticado como súbitamente inesperado.
Lejos de ser algo sobrenatural, lo que parece claramente terrenal es que “Hereafter” está más cerca del estatus de “Invictus” que de “El intercambio” o “Gran Torino”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Se ha criticado la banalidad del personaje de Bryce Dallas Howard, algo que no comparto. Es cierto que quizá sobra algo de metraje, pero me parece que Clint lo utiliza para poner énfasis y acentuar la sensación de soledad y vacío del que, como él mismo dice, posee, más que un don, una maldición.