Con una trama fascinante surgida de la ingeniosa mente de Aghata Christie, Asesinato en el Orient Express es una película ante todo entretenida que desmadeja con soltura y sin un ápice de aburrimiento para el espectador la compleja coyuntura que enmarca un extraño asesinato. Dicho esto, la película está desaprovechada en un muchos aspectos y a un argumento así se le podría haber sacado mucho más partido. Para empezar, el reparto de superlujo que mantiene el filme (pocas veces en la historia del cine han coincidido tantas estrellas en una misma cinta) está simplemente correcto, tal vez enfrascados en unos personajes demasiado acorralados por su diseño pret a porter, todos ellos encasillados en aires aristocráticos demasiado simples, marcados por un mismo perfil, aunque tal vez labrar una personalidad distinta para cada uno de los 16 personajes hubiera resultado más que complejo. Aunque no decepciona los elementos tensores del relato no son demasiado prolijos y la historia parece correr sobre si misma sin mucha ayuda. Aún así con tanta naturalidad, la película mantiene la intriga tal vez con algún proceso tramposo en la ingeniería guionística, pero al fin y al cabo, lo consigue, jugando con el espectador hasta casi el final para explotar en el último suspiro de la película afilando la gran verdad.

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