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Voto de Palomitasconchoco:
3
Drama Una famosa actriz alemana en el ocaso de su carrera recurre al alcohol y a las drogas con la esperanza de recuperar la fama perdida. Ésta es la última parte de la trilogía de Fassbinder sobre el desmoronamiento de los sueños de la Alemania Occidental de la posguerra. (FILMAFFINITY)
31 de julio de 2012
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El complejo personaje de Veronika Voss (una famosa actriz durante el régimen del III Reich que se ve arrastrada a la más absoluta decadencia tras la II guerra mundial) marca la extraña esencia de este film, de aires expresionistas y que está abigarrado al pesimismo exacerbado y a un decrépito tono clásico que le da una huraña identidad. Voss es un personaje visceral, histriónico, neurótico, atormentado por enfermedades psicosomáticas y por una locura creciente que además se ve envuelta en una sucia trama de tráfico de medicamentos (morfina para ser más exactos) que la lleva directamente a los infiernos, lo cual resulta más duro aún para una persona que vivió en el estrellato del cine alemán. Esta madeja argumental ya hace que de por sí el relato sea muy poco creíble, demasiado enrevesado, y que el personaje, pese a su definida y moldeada personalidad no enganche al espectador hacia la misma locura. Siempre hay un muro entre la película y el espectador y eso ya resta mucho crédito a la misma y más cuando el guionista se permite algunas concesiones que el espectador medio no está dispuesto a tolerar. Algunas incongruencias tendrían fácil remedio pero en la película aparecen añadiendo más caos a la trama.

Otra de las experiencias que ofrece la película en un sentido negativo es su registro sonoro en cuanto a la música se refiere. Todas las escenas con una mínima tensión se solventan con un molesto sonido de percusión a grandes decibelios que llevan incluso a apartar la atención de la escena y lo peor es que no se diversifican si no que se utiliza el mismo recurso una y otra vez. La banda sonora en general, más que acompañar confunde y nos encontramos con contradicciones de música suave y envolvente en situaciones de verdadero dramatismo en lo que se nos cuenta, parece que el director está empecinado en alejarnos de la película. Si Fassbinder no consigue desgajarnos con todo lo anterior, lo conseguirá a buen seguro con el montaje y la conexión de las escenas. Aquí el director alemán sorprende con una extraña sucesión de escenas que en muchos inicia directamente por su climax, sin solución de continuidad, sin advertencia previa que deja la sensación de haberte dejado parte de la película por el camino, es muy abrupto en el montaje. En cuanto a su conexión, el corolario de cortinillas y fundidos con el objeto de darle un aire retro al filme es lamentable, sobre todo si no se busca ningún otro método para engarzar escenas. Nuevamente lo mejor está en el plano técnico y aquí sí es sublime (alguna lógica tendría que tener su Oso de Oro en el festival de Berlín). Para empezar el director rueda la película en blanco y negro, pero con un tono especial aún más antiguo y decadente, más funesto que, esta vez sí, es totalmente apropiado para la película. El efecto tenebrista que consigue con la iluminación, es soberbio, destacando blancos brillantes que contrastan con negros exageradamente oscuros, rescatando la herencia expresionista del cine alemán. Las escenas íntimas a la luz de las velas, inducen más al pavor que al erotismo, un efecto preciso para las necesidades del complejo personaje de Veronika y los movimientos de cámaras, juegos de espejos o fraccionamiento de los personajes a través de puertas y ventanas son realmente fantásticos. También resultan los escenarios sobrecargados, barrocos e inquietantes que dibujan una escena compleja llena de cachivaches polvorientos muy efectista. Todo el envoltorio es fantástico, lástima que falle el contenido.

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Palomitasconchoco
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