Cuando un documental se guioniza y no sólo se monta en postproducción, gana muchísimo, cuando se tienen las cosas claras y se explican de forma fácil, coherente y sensata para que hasta una abuela pueda entenderlo, se consigue el objetivo de cualquier documental... si además de esto le añadimos técnicas modernas y entretenidas en la postproducción, con una gran utilización de la música, de los dibujos animados para explicar ciertas cosas, o de las imágenes de archivo con carácter irónico y no puramente histórico, estamos ante un filme excepcional.
Moore desentraña con una precisión de cirujano el cuerpo de una sociedad enferma y atemorizada como la de los Estados Unidos, y lo hace en un proceso de descarte continuo, desechando todos los falsos diagnósticos que se efectúan desde los medios de comunicación estadounidenses con análisis certeros presentados de una forma divertida e irónica. Moore va quitando toda la hojarasca volteada en torno al problema de la violencia en este país para llegar a la raíz más profunda en un proceso desmitificador y que explica como son posibles matanzas como la del instituto Columbine y porque la violencia está marcada en el ADN social de los norteamericanos.
El resultado es un documental claro, contundente y muy entretenido que va mucho más allá de las típicas entrevistas a pregunta-respuesta, que hurga en la herida, que es inconformista y que desenmascara muchas de las conductas que denuncia... y es que Bowling for Columbine, no sólo tiene ante sí el reto de explicar el problema, de aportar luz, también quiere transformar, crear conciencia, poner en marcha un nuevo punto de partida sobre el que construir una nueva paz social y eso es mucho.