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Voto de Desfacedor:
3
Cine negro. Acción. Thriller En las sórdidas calles de Sin City, un hombre busca venganza. Dwight (Josh Brolin) trata de ajustar cuentas con la misteriosa Ava Lord (Eva Green), la letal mujer que le traicionó. Nancy intenta superar la muerte de Hartigan, y Johny tiene una peligrosa misión: acabar con el mayor villano de Sin City. En su propósito, conocerá a la joven stripper Marcy (Julia Garner)... (FILMAFFINITY)
30 de septiembre de 2014
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sombra de Tarantino es muy larga. Y densa. Debo reconocer que cuando supe de la ausencia del creador de ‘Kill Bill’ en la confección de esta secuela mis expectativas menguaron dramáticamente. Porque, todo sea dicho, Robert Rodríguez es un director bastante mediocre, cuyas cintas oscilan entre lo corriente y lo blockbuster. Sin embargo, la continuidad de Frank Miller anunciaba, cuanto menos, la preservación los estándares de la genial antecesora.

Si me he permitido trastornar el título del quizás texto por excelencia del existencialismo francés, no ha sido por la estética de la frase, únicamente. En su libro, Sartre diserta sobre la libertad del hombre para crear y asumir sus propias leyes y conceptos. Y esto es, considero, lo que Rodríguez ha llevado a cabo en esta puesta. Ha elegido su destino y ha perdido. Porque ha elegido mal. De bout en bout. La compulsión de repetición en Hollywood solo ha dado abortos nefastos, como es el caso de ‘300: Rise of an Empire’, basada también en una novela gráfica de Miller. La fotografía y los diálogos no han gozado del oportunismo de la primera versión. Resultan impuestos por el director, no exigidos por la trama, la que a su vez resulta sosa y letárgica, cargada de expresiones calcadas del cine negro más absurdo. A la fórmula de este bourbon le faltó un oxidrilo.

Es curioso que las mejores producciones de Robert Rodríguez hayan sido de la mano de Tarantino. Por mucho que se trate de deslindar su influencia, el aporte de Quentin en el storyboard y la maquetación de la ‘Sin City’ original fue fundamental para su éxito. Éxito que Rodríguez ha pretendido REPETIR. Y eso, trascribiendo ‘El ser y la nada’, es quedar varado entre lo que fue y lo que podría ser.
Desfacedor
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