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España España · Barcelona
Voto de polvidal:
8
Thriller. Terror César es el portero de un edificio de apartamentos y no cambiaría este trabajo por ningún otro, ya que le permite conocer a fondo los movimientos, los hábitos más íntimos, los puntos débiles y los secretos de todos los inquilinos. Si quisiera podría incluso controlar sus vidas, influir en ellas como si fuera Dios, abrir sus heridas y hurgar en ellas. Y todo sin levantar ninguna sospecha. Porque César guarda un secreto muy peculiar: le ... [+]
14 de octubre de 2011
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de OT aparte, es curioso comprobar la trayectoria de Jaume Balagueró. Encaja como un guante en la filosofía del Festival de Sitges, donde presentó el pasado sábado su última propuesta antes de la traca final de [REC]. Desde su debut en el largometraje con Los sin nombre hace doce años, el director catalán no se ha desviado en ningún momento de la senda más oscura, entre el thriller y el terror. Con paso bastante firme. Abriendo el camino a un género que por entonces era prácticamente inaccesible para el cine español.

Pero el terror tiene muchas formas y lenguajes y en esta ocasión el director ha decidido aparcar el gore más explícito con el que inició la saga [REC] junto a Paco Plaza para ofrecernos el retrato detallista de una mente perturbada. Porque si un edificio plagado de zombies hambrientos de sangre produce pavor, la idea de una obsesión enfermiza en nuestro entorno más cercano resulta casi más acongojante.

Cada día nos cruzamos con personas a las que saludamos cordialmente, con las que incluso intercambiamos una educada sonrisa, y de las que sin embargo apenas conocemos detalle. La dependienta de la panadería, el camarero del bar, el cajero del banco, la mujer de la limpieza. Relaciones de cortesía de las que nadie espera extraer una gran amistad. Pero César es diferente. Él es portero en una finca del Eixample barcelonés, un alma solitaria que detesta pasar desapercibida entre los vecinos y que no piensa conformarse con los cuatro saludos de rigor.

Algo perturbador deben encontrar los directores en Luis Tosar para destinarle los papeles más siniestros, desde el brutal maltratador de Te doy mis ojos al Malamadre de Celda 211. Una imagen que en nada se corresponde con la afabilidad que transmite en las entrevistas. Y ahí radica el gran mérito de este César de Mientras duermes. Parece que Tosar logre conjugar a la perfección actor y personaje, obteniendo como resultado una actuación pavorosamente creíble.

Hemos conocido a multitud de psicópatas en la gran pantalla, muchos parecidos al que nos presenta este thriller angustioso y tenso, como la Mrs. Mott de La mano que mece la cuna o la Hedra Carlson de Mujer blanca soltera busca. Seres infelices que enfocan su frustración directamente sobre una víctima a la que acosan hasta la desgracia. Pero mientras la mayoría se recrea en las escenas de tensión pocas se detienen en describir el funcionamiento de esa mente enferma. Balagueró no sólo lo hace de manera minuciosa sino que encima logra mantenernos enganchados a la butaca.
polvidal
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