El que piense que Whiplash es un convidado de relleno en los próximos #oscar siento decir que se equivoca. Probablemente sea de las mejores producciones del año y una de las mejores películas que abordan el mundo de la música (concretamente el jazz) que yo haya podido ver.

Su primera media hora es sencillamente abrumadora. Aplastante. No te deja respirar un solo instante. La presentación de personajes es sublime. Perfecta la narración del guión y cómo se plasma visualmente. Con un montaje tan rítmico como la batería del joven Neyman. Con una realización magistral. Simplemente 30 minutos perfectos. Después, se nos deja respirar, preparándonos poco a poco para una expresión final de cine realmente espectacular.

Con una frescura inusitada, Damien Chazelle, es un prodigio como cineasta. Con 30 años recién cumplidos demuestra una madurez impropia. En 2012 consiguió el premio BlackList que se concede a aquellos guiones que aún no han sido producidos por la historia de Whiplash. Eso le llevó a filmar una versión cortometraje que se alzaría con el premio en el Festival de Sundance en 2013, y de ahí se produciría el largo que volvería a ganar Sundance este 2014 pasado con un presupuesto más bien exiguo.

Tanto en la versión corto como en el largo, se contó con J.K. Simmons. El profesor Terence Fletcher es el nuevo sargento Hartman de La chaqueta metálica, y como éste en la grandiosa película de Kubrick, utiliza unas formas poco ortodoxas para intentar inculcar su adiestramiento. La humillación como forma de motivación es la única manera que éste entiende de encontrar al nuevo Charlie Parker. Como dice en la película a Andrew Neyman (el joven que sueña con ser un fabuloso baterista protagonizado por Miles Teller): "Hay dos palabras que desterraría de nuestro vocabulario: Buen Trabajo" Es una declaración de intenciones. J.K. Simmons va a ganar el Oscar. Lo tengo claro. Que actuación tan portentosa!!!

Por favor, disfrutad de esta maravillosa película si tenéis la oportunidad. Os aseguro que no os va a defraudar en absoluto.

Lo mejor: los primeros 30 minutos son un escándalo de perfección técnica narrativa.

Lo peor: su ritmo, diálogos y montaje son tan endiabladamente buenos que los momentos de pausa (los menos) dan impresión de decaimiento o fatiga.